El presidente ruso Vladimir Putin revocó el martes pasado un decreto del año 2012, en el que reconocía la soberanía de Moldavia y mediante el cual buscaba resolver a futuro de la región separatista de Transnistria, zona resaldada por el Kremnlin y limítrofe con Ucrania, donde Rusia mantiene algunas de sus tropas.
Dicho decreto esbozaba la política exterior rusa de hace 11 años, que asumía el acercamiento de Moscú a la Unión Europea (UE) y Estados Unidos.
Según lo establece la nueva normativa publicada en la web del Kremlin, la decisión se tomó para “garantizar los intereses nacionales de Rusia en relación con los profundos cambios que se están produciendo en las relaciones internacionales”.
Alexandru Flenchea, presidente moldavo de la comisión conjunta de control en la zona de seguridad en torno a Transnistria, declaró que la cancelación no significaba que Putin abandonara la noción de soberanía moldava.
“El decreto es un documento político que aplica el concepto de la política exterior de Rusia”, declaró Flenchea a Publika-TV. “Moldavia y Rusia tienen un acuerdo político básico que prevé el respeto mutuo de la integridad territorial de nuestros países”.
No obstante, el Kremlin sostiene que las relaciones de Rusia con Moldavia, que la semana pasada aprobó un nuevo primer ministro prooccidental que prometió proseguir su campaña para ingresar en la UE, eran muy tensas. Y acusó a Moldavia de seguir una agenda antirrusa.
Moldavia y las crecientes tensiones entre Occidente y Rusia
Situada entre Rumania y Ucrania, Moldavia, una de las naciones más pobres de Europa, está dirigida desde 2020 por la presidenta Maia Sandu, con el firme respaldo de Estados Unidos y la UE. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se reunió con ella en Polonia el martes, para afirmarle su apoyo.
“El presidente Biden reafirmó el fuerte apoyo de Estados Unidos a la soberanía y la integridad territorial de Moldavia”, afirmó la Casa Blanca en tras la reunión del presidente de Estados Unidos con Sandu.
“Destacó la asistencia continua de Estados Unidos para ayudar a Moldavia a fortalecer su resiliencia política y económica, incluida su agenda de reformas democráticas y seguridad energética, y para abordar los efectos de la guerra de Rusia contra Ucrania”, siguió.
El decreto de 2012 comprometía a Rusia a buscar vías para resolver la cuestión separatista “basándose en el respeto a la soberanía, la integridad territorial y el estatus neutral de la República de Moldavia a la hora de determinar el estatus especial de Transdniestria”.
El origen del conflicto en Moldavia
Las personas rusoparlantes de Transnistria se separaron de Moldavia en 1990, un año antes de la disolución de la Unión Soviética. Esto se debió al temor de que Moldavia se fusionara con Rumania, cuya lengua y cultura comparten en gran medida.
Una breve guerra enfrentó a la recién independizada Moldavia con los separatistas en 1992. Pero prácticamente no ha habido violencia en los últimos 30 años, y las “fuerzas de paz” rusas siguen apostadas en la pequeña porción de tierra, que carece de reconocimiento internacional.
No obstante, el mismo día en que Putin revocó el decreto de 2012, el nuevo gobierno del primer ministro Dorin Recean exigió a Rusia que retire sus fuerzas desplegadas en Transnistria, además de su armamento.
“Esto significa que Rusia debe evacuar armas y equipos. Es importante que Rusia cumpla su compromiso, y eso implica la desmilitarización, la retirada de armas y militares que se encuentran ilegalmente en territorio moldavo”, declaró Recean este martes durante una rueda de prensa.
Asimismo, ha dicho estar preparado para “diferentes escenarios” después de que el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, alertara de que Rusia estaría tratando de hacerse con el control del Aeropuerto Internacional de Chisinau para “transportar equipamiento y efectivos al otro lado del Dniéster”, según ha recogido el diario Moldova Suverana.
“Hay varios escenarios de desestabilización, que incluyen distintos elementos. Pero nuestras instituciones están preparadas para hacer frente a estos desafíos. Hemos pasado por un periodo de tiempo algo volátil y las instituciones han estado a la altura. Tenemos una experiencia sólida”, defendió el mandatario.
Por su parte, el vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, aconsejó a las autoridades moldavas abordar “con cuidado” lo que considera la presencia de “fuerzas de paz rusas” en la región.