Diversas protestas dentro y fuera del recinto donde se celebra la inauguración de la Convención Constituyente marcan el domingo la jornada histórica en Chile que debe poner en marcha la redacción de una nueva Carta Fundamental que sustituya a la heredada por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). La apertura se ha suspendido de momento a la espera que se calme la situación.
Las protestas comenzaron cuando varios centenares de personas atravesaron los cercos de resguardo de la sede donde sesionará la Convención en el centro de Santiago, gritando distintas consignas expresadas durante el pasado estallido social y reclamando la libertad de las personas que fueron presas durante las manifestaciones y que aún no reciben juicio y a los que denominan presos políticos.
La protesta fue reprimida con carros lanza aguas y gases lacrimógenos por la policía, a la que los manifestantes respondieron tirándoles piedras.
Un grupo de constituyentes se alzó en la sala justo cuando todo estaba preparado para la apertura afirmando que se supone que en Chile se había controlado la violencia y que la situación era inaceptable. Acusaron a la relatora del Tribunal Electoral, que es la encargada de llevar adelante la ceremonia sin contratiempos.
La relatora decidió suspender la sesión hasta las 12:00 del mediodía de Chile a la espera de que se calme la situación.
Unos 155 constituyentes -78 hombres y 77 mujeres en la primera Convención Constituyente paritaria del mundo y entre ellos 17 representantes de los pueblos originarios- fueron designados por la ciudadanía en las elecciones del 15 y 16 de mayo para elaborar la nueva Constitución. Entre ellos hay una gran cantidad de constituyentes independientes no vinculados a partidos políticos.
La elaboración de una nueva Carta Magna fue una de las demandas más repetidas por los chilenos durante el estallido social de octubre de 2019.