Su nombre retumbó en el mundo del fútbol hace un par de semanas al adquirir el Newcastle, uno de los clubes tradicionales de Inglaterra. Mohammed bin Salman, príncipe heredero de Arabia Saudita, es uno de los hombres más ricos del universo, y como era de esperarse, es dueño de una elegante mansión considerada “la casa más cara del mundo”: su valor es de 270 millones de euros.
El nombre original de la propiedad es Chateau Louis XIV y está ubicada en Louveciennes, cerca del Palacio de Versalles. Si bien fue construido entre 2008 y 2011, sigue el modelo de los castillos franceses del siglo XVII y tiene múltiples lujos. De hecho, la remodelación fue deseada por Emad Khashoggi, sobrino del multimillonario traficante de armas Adnan Khashoggi, quien ordenó demoler el la estructura original del siglo XIX para reconstruirlo a gusto y piacere.
Mansión de lujo
La mansión es digna de ser llamada “la casa más cara del mundo”. Tiene características de última tecnología y todas las comodidades que uno pueda imaginarse en el siglo XXI. Según reveló The Sun, la mayoría de los aparatos eléctricos pueden controlarse desde un Iphone: desde fuentes y sistemas de sonido hasta las luces de las habitaciones y los aires acondicionados.
Como si fuera poco, posee su propio acuario con una cámara subacuática transparente donde Bin Salman puede relajarse viendo a esturiones y koi nadando. Entre tanta magnificencia, también tiene una estatua de Luis XIV hecha de mármol de carrara.
Además, el castillo tiene 10 suites de un dormitorio con todas las facilidades, una biblioteca equipada y una bodega con capacidad para almacenar hasta 3,000 botellas. Al ingresar, lo primero que se ve es una gigantesca sala de recepción con un techo abovedado de más de 15 metros de altura.
Para más confort, la mansión francesa ostenta piscinas cubiertas y al aire libre, un cine privado, una cancha de squash, dos salones de baile y un bar/discoteca. Un lugar espléndido para celebrar el éxito de las Urracas, situación que todavía no está sucediendo.