Miles de manifestantes protestaron este miércoles en las principales ciudades de Colombia contra el Gobierno del izquierdista Gustavo Petro, en rechazo a sus proyectos de reformas sociales y la violencia que persiste en el país pese a las negociaciones de paz con grupos armados.
Bajo la consigna “¡Fuera Petro!”, una multitud vestida de blanco recorrió el centro histórico de Bogotá y ocupó casi por completo la tradicional Plaza de Bolívar, con capacidad para unas 45.000 personas. En Cali (suroeste), Medellín (noroeste), Barranquilla (norte), Bucaramanga (noreste) y otras capitales, los grupos manifestantes se sumaron con banderas de Colombia, de Israel y afiches alusivos a líderes conservadores y de derecha como el expresidente estadounidense Donald Trump; el mandatario de Argentina, Javier Milei; y el de El Salvador, Nayib Bukele.
“Estamos en medio de dos amenazas, por un lado, la violencia, los criminales, y por el otro la ineptitud absoluta del Gobierno de Gustavo Petro”, dijo a medios Miguel Uribe, senador del partido opositor Centro Democrático, organizador de la protesta contra el Ejecutivo, cuya popularidad ronda el 35% según la encuestadora INVAMER.
Petro llegó al poder en agosto de 2022 como el primer mandatario de izquierda en la historia de Colombia. Sus propuestas de reforma de los sistemas de pensiones, sanitario y laboral se discuten en álgidos debates en el Congreso, donde perdió las mayorías. El mandatario aseguró en un acto público este miércoles que quienes protestan hacen parte de “fuerzas” que no “quieren cambiar el país” ni perder sus “privilegios”.
El Gobierno aspira a reducir la participación privada en la prestación del servicio a la salud y el pago de pensiones, así como ampliar los beneficios a las personas trabajadoras. La oposición cuestiona las concesiones que reciben los grupos armados en medio de las negociaciones por las que se acusa a Petro de estar aliado al terrorismo local y ser sede del terrorismo internacional mediante el narcotráfico.
Los diálogos avanzan en medio de reveses con los rebeldes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que rechazaron el acuerdo de paz de 2016. Gobierno y grupos armados se acusan mutuamente de violar los ceses al fuego pactados, lo que ha detonado algunas crisis en las conversaciones.
Paralelamente, grupos opositores acusan al Gobierno de derroche, uno de los argumentos contra las reformas que pretenden ensanchar el Estado. Además, Petro se ha visto enlodado por el juicio de su hijo mayor por cargos de lavado de activos y la pérdida de la sede de los Juegos Panamericanos de 2027 por faltar a los pagos acordados con el ente organizador.