El presidente de Chile, Gabriel Boric, rinde este miércoles 1 un difícil examen ante el Congreso, el primero desde que asumió el mando hace poco más de dos meses y medio. En la cuenta pública, la inseguridad y la economía surgen como dos asignaturas de evaluación segura, y en ningún caso sencilla, para el mandatario izquierdista que despertó grandes expectativas con su promesa de transformar al vecino del sur.
Boric, exlíder estudiantil que con 36 años es el presidente más joven de la historia chilena, se presenta ante el Congreso en momentos en que su popularidad en las encuestas ha caído, entre otras razones por la creciente violencia en el sur que se cobró la vida de un hombre la semana pasada.
Al mismo tiempo, la ministra del Interior, Izkia Siches, se encuentra muy cuestionada por varios desaciertos políticos. Además, hay una expectativa y una asociación muy grande entre el gobierno y el plebiscito del 4 de setiembre en el que se evaluará la nueva Constitución.
Los principales reclamos que enfrenta Boric se concentran en dos frentes: economía y seguridad. La imagen del gobierno se ha visto afectada por la histórica inflación que atraviesa el país, que registró en marzo un incremento interanual del 9,4% en 12 meses. Cabe destacar que durante 30 años los chilenos prácticamente se olvidaron de la inflación y tuvieron una de las tasas más bajas de la OCDE, por debajo del 3%.
Otros problemas que marcan la agenda en el país sureño son el del orden público y la violencia en el sur del país. La semana pasada un hombre fue asesinado en medio de un conflicto territorial entre el Estado chileno, empresas forestales y grupos radicales de indígenas mapuches.
En La Araucanía y otras zonas del sur de Chile empresas forestales explotan tierras consideradas ancestrales por los indígenas y se producen choques y actos violentos casi a diario. Pese a que prometió que no lo haría, Boric decretó hace dos semanas en la zona el estado de emergencia, lo que permite el despliegue de militares en carreteras para ayudar a la policía a controlar el orden público.