El primer ministro británico, Boris Johnson, acabó cambiando su enfoque y ante la evidencia de que el coronavirus está fuera de control anunció un segundo confinamiento en Inglaterra el sábado, día en que el Reino Unido superó el millón de casos.
“Tenemos que ser humildes ante la naturaleza”, afirmó en una rueda de prensa convocada repentinamente y retrasada varias veces durante un día de intensas reuniones gubernamentales y filtraciones a la prensa que aceleraron un anuncio inicialmente previsto para el lunes.
“A menos que actuemos podríamos ver las muertes en este país alcanzar miles por día”, agregó junto a sus principales consejeros científico y médico, Patrick Vallance y Chris Whitty.
Desde el jueves y hasta el 2 de diciembre, los 56 millones de habitantes de Inglaterra solo podrán salir de casa para comprar comida, acudir al médico, hacer ejercicio o ir a trabajar si les es imposible hacerlo a distancia, explicó.
Todos los comercios no esenciales y los locales de ocio tendrán que cerrar, pero a diferencia del primer confinamiento guarderías, escuelas y universidades permanecerán abiertas.
Las medidas serán debatidas y votadas por el parlamento el miércoles. Muy criticado durante la primera ola por haber reaccionado tarde y posteriormente por las graves consecuencias del confinamiento en la economía británica, Johnson se había resistido a volver a imponer medidas a nivel nacional.
Fue duramente atacado por la oposición laborista cuando se supo que había rechazado un corto confinamiento de dos o tres semanas preconizado a mediados de septiembre por sus consejeros científicos.
Pero el Reino Unido, país más castigado de Europa como más de 46.500 muertes confirmadas por covid-19, ve como bate con fuerza una segunda ola.
El sábado superó el millón de positivos: 1.011.660 casos de covid-19 desde principios de año. En este contexto, el primer ministro siguió el ejemplo de sus dos vecinos más cercanos -Francia e Irlanda- que ya tienen a sus poblaciones reconfinadas.
Hasta el mismo viernes, su canciller y número dos del ejecutivo, Dominic Raab, había insistido en mantener una política de restricciones locales.
“Vamos a hacer todo lo que podamos de un modo focalizado” en las zonas de mayor contagio, dijo a la BBC. “No vamos a adoptar un único enfoque para todos” que “sería peor”, insistió. El norte del país, en torno a ciudades como Liverpool y Mánchester, ya estaba bajo fuertes restricciones, con cierre de bares y prohibición de reunirse con familiares y amigos con quienes no se conviva.
Pero un estudio publicado el jueves por el Imperial College London e Ipsos Mori lanzó la alerta sobre la rápida propagación del virus más al sur, que podría rápidamente encontrarse al mismo nivel.
Así, Johnson se vio empujado por sus asesores a frenar ahora la disparada en los contagios, con la esperanza de poder permitir que las familias se reúnan en Navidad.
Estas medidas solo afectan a Inglaterra, porque cada una de las cuatro naciones que forman el Reino Unido decide sus políticas sanitarias.
Los más de tres millones galeses ya fueron reconfinados hace una semana por su gobierno regional durante 17 días.
Mientras la presión subía por lado para que Johnson hiciese lo mismo, también aumentaba la oposición de parte de los conservadores: “íNo lo hagas Boris!”, escribió el jueves en primera página el diario conservador Daily Telegraph.
Se temen en particular las consecuencias económicas, después de que el FMI avanzase esta semana una caída del 10,4% del PIB británico en 2020, peor de lo previsto.
Las repercusiones serán “desastrosas” en la hostelería y la restauración, denunció en Twitter Kate Nicholls, directora general de UK Hospitality, pidiendo mayor apoyo financiero del gobierno.
En opinión de Stephen Griffin, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Leeds, “este déjà vu (...) era totalmente evitable” si se hubiese mantenido el control de la epidemia mediante un sistema eficaz de pruebas y rastreos.
Esta vez “espero que el tiempo ganado con el segundo confinamiento se utilice correctamente y el Reino Unido pueda finalmente emular a los países donde la epidemia está controlada” como Corea del Sur o Australia, agregó.