Zaru es un mono de especie macaco japonés que desde el 2011 vive en los territorios de Futaba. No tiene rivales de otras especies y su familia cuenta con 50 miembros que ocupan el lugar.
Hace más de 100 años los lobos japonenes eran los únicos animales capaces de pelear contra esta especie de monos, pero cuando se extinguieron solo quedaron los humanos habitando el lugar, hasta el desastre de la planta nuclear. Por esta razón y debido a las características de la especie, los terrenos se convirtieron en un paraíso para los macacos.
¿Los macacos japoneses son realmente resistentes a la radioactividad?
Se encuentran entre los primates mas adaptables y resistentes del planeta. Son tan inteligentes que suelen divertirse jugando con bolas de nieve, lavan sus alimentos con agua de mar para darle sabor, saben usar las aguas termales para calentarse cuando las temperaturas son extremadamente bajas y soportan hasta 15º bajo cero.
Sus poblaciones no parecen afectadas en cuanto a su salud, aunque comen alimentos con alta radiación y seguramente beben agua con cesio. Últimos estudios revelan que la radiación en el lugar es baja, pero conservarse mucho tiempo ahí puede acarrear consecuencias en la salud. Por esta razón, aunque parezcan saludables, los macacos están acumulando radiación que luego causara anormalidades; por ejemplo; os elevados niveles de cesio en el tejido muscular de los miembros de la manada de Zaru se relacionan con la reducción en sus tasas de crecimiento.
Actualmente, los efectos de la explosión nuclear en los primates no son estudiados con demasiada atención porque se trata de la primera vez que se ubican en tierras como esas. Pero los científicos e investigadores analizan los parámetros clínicos para poder entender los efectos radioactivos en los humanos, ya que se comparte el 93% del ADN.
Medidas tomadas por el gobierno
Zaru y cada macho de su población esta cambiando el color de su cara a un rojo brillante, esto indica el inicio de su ciclo reproductivo, y su consecuente ampliación de la manada.
Ante esta situación, el gobierno japonés opto por arrojar petardos para ahuyentar a los animales salvajes que se encuentran cerca de la central nuclear para que sus habitantes vuelvan a sus hogares. Además, varios vecinos se acercan armados y recorren las calles, pero se oponen a dispararles a los macacos por su similitud al hombre.