Un voraz incendio forestal, denominado “Franklin”, arrasó la noche del lunes en Malibu Canyon, desatando una crisis que ha forzado la evacuación de más de 6 mil personas y paralizada la región. La rápida propagación del fuego, impulsada por los intensos vientos de Santa Ana, afectó a la ciudad de Malibú y sus alrededores, alcanzando las inmediaciones de la Universidad de Pepperdine, que lo catalogó como el peor siniestro en la historia de la institución.
El incendio Franklin ya consumió más de 737 hectáreas en menos de 24 horas, sin que los bomberos lograran contención inicial debido a vientos que alcanzaron velocidades de hasta 128 km/h. Según Jonathan Torres, portavoz del Departamento de Bomberos de Los Ángeles, cientos de efectivos combaten el fuego desde tierra y aire en condiciones adversas de calor extremo y una humedad mínima del 9%.
La Universidad de Pepperdine suspendió sus operaciones y activó protocolos de emergencia, con estudiantes y personal refugiándose en instalaciones seguras. “El peor incendio ha pasado por Pepperdine”, informaron las autoridades, aunque persisten focos secundarios. La crisis obligó a cancelar clases y solicitudes, mientras el campus experimentaba apagones y daños significativos.
Los residentes de Malibú describieron la rapidez con que se ordenaron las evacuaciones. “Mi casa estuvo peligrosamente cerca de prenderse fuego varias veces”, relató Bruce Silverstein, miembro del consejo municipal, quien huyó con su familia mientras una “lluvia de brasas” caía sobre la zona.
El fuego cruzó la icónica Carretera Costera del Pacífico, afectando estructuras en Sweetwater Canyon Drive y Malibu Knolls Road, mientras las autoridades utilizaban altavoces para anunciar sobre las evacuaciones.
El Servicio Meteorológico Nacional emitió una alerta de bandera roja, calificando la situación como “Particularmente Peligrosa” debido a las condiciones extremas de viento, vegetación seca y altas temperaturas. Las comparaciones con incendios históricos como el Thomas Fire de 2017 y el Woolsey Fire de 2018 evidencian el potencial devastador del Franklin.
Las autoridades cerraron un tramo de 9,65 km de la Pacific Coast Highway, mientras los bomberos intensifican los esfuerzos para controlar el incendio.