Sérgio Rodrigues da Costa Silva, de 44 años y presunto líder de una banda criminal vinculada a una milicia en Río de Janeiro, fue asesinado en un restaurante playero el domingo, según informó la policía.
El crimen ocurrió cuando hombres armados dispararon contra Silva, quien fue encontrado muerto en el lugar tras la intervención de las autoridades, que acordonaron la zona para iniciar la investigación correspondiente. La víctima se encontraba con su novia, quien resultó ilesa.
Silva, identificado como el cabecilla de un grupo del crimen organizado, dirigía una milicia que se dedicaba a extorsionar a residentes a cambio de protección, informó AP. Según medios locales, la banda negociaba con bienes raíces y vehículos robados.
Este incidente remonta a un caso similar ocurrido hace unos meses, donde un restaurante playero fue escenario de un tiroteo en el que murieron tres médicos y otro resultó herido. Se especula que este anterior suceso fue un caso de identidad equivocada, ya que los agresores pensaron que uno de los médicos era el líder de una milicia.
Las milicias en Brasil controlan sectores importantes de Río pero no distintas a las pandillas narcotraficantes. Surgieron en la década de 1990 y originalmente estaban compuestas por expolicías, exbomberos y exsoldados. Estas organizaciones cobraban a los residentes por servicios de protección y otros, expandiéndose más recientemente hacia el tráfico de drogas y otras actividades ilegales.
Según un estudio realizado en 2022 por el grupo sin fines de lucro Fogo Cruzado y expertos en seguridad de la Universidad Federal Fluminense, más del 10% de los 12 millones de habitantes de la zona metropolitana de Río viven en áreas controladas por milicias. Estas organizaciones tienen presencia en el 25% de los barrios de la ciudad, abarcando más de la mitad de su territorio.
En diciembre pasado, Luiz Antônio da Silva Braga, conocido como Zinho y uno de los líderes máximos de las milicias en Río, se rindió después de negociar con las autoridades locales. El gobernador local lo calificó como “el enemigo número uno de Río” y elogió a los agentes por su captura.
