Alerta por un enjambre de sismos en el supervolcán de Yellowstone

Detectaron 91 temblores en tan solo 24 horas, por lo que se vigila lo que sucede bajo tierra en ese conocido parque de Estados Unidos.

Alerta por un enjambre de sismos en el supervolcán de Yellowstone
Morning Glory Pool, Yellowstone, EE.UU. / Archivo

Vulcanólogos vigilan por estas semanas el movimiento sísmico en el supervolcán ubicado bajo la caldera del Parque Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos. Es que el Servicio Geológico de ese país (USGS, por sus siglas en inglés) informó recientemente de la detección de un enjambre de 91 terremotos en tan solo 24 horas.

Si bien no es una novedad que la naturaleza sea inestable, una eventual erupción de un supervolcán se caracteriza por la liberación de billones de toneladas de cenizas, capaz de cubrir todo un continente y de cambiar el clima global durante décadas.

Cada temblor registrado en Yellowstone no supera los tres grados en Escala de Richter, según los especialistas, aunque la sucesión en tan poco tiempo es objeto de análisis.

Michael Poland, científico a cargo del observatorio de volcanes de Yellowstone, explicó, según lo informado por The Scramento Bee, que el enjambre “está entre los grandes en término de número y magnitud, pero lejos de los mayores”. Lo chequeado recientemente es menos impresionante que el enjambre que dejó 2.400 temblores entre junio y septiembre de 2017, alcanzando alguno de ellos una magnitud de 4,4. También, vale recordar que el parque registra entre 1.500 y 2.000 temblores cada año.

Esta preocupación aumentó en el último tiempo debido a que geólogos llevan a cabo experimentos en los que están provocando vibraciones de muy baja frecuencia con un camión de 31 toneladas sobre unas placas metálicas, y algunas personas manifestaron que 2020 no es el año para andar hurgando en el volcán de Yellowstone.

Según destacó ABC.es, bajo la caldera de Yellowstone, una depresión causada por una erupción cataclísmica ocurrida hace 640.000 años, existe una gran cámara de magma de 60 kilómetros de largo, 29 de ancho y entre cinco y 12 de profundidad.

Esta cámara es resultado de la presencia de un “punto-caliente”, una región de vulcanismo causada por una pluma mantélica, un “penacho” de roca fundida que se eleva desde el manto de la Tierra hasta la superficie, y sobre el cual se mueve la placa tectónica de América del Norte (dejando tras de sí un rastro de erupciones, cada vez más antiguas en dirección suroeste).

La región de Yellowstone ha experimentado tres supererupciones en época reciente, en términos geológicos, hace 2,1 y 1,3 millones de años y 640.000 años. Además de cubrir de cenizas una gran cantidad del continente americano, estas erupciones tienen la capacidad de generar columnas de humo, cenizas y dióxido de azufre de más de 10 kilómetros de altura y de extenderlos por la atmósfera de todo el planeta. El resultado es la formación de una “capa” de partículas capaz de hacer “rebotar” parte de la radiación solar y provocar un descenso global de las temperaturas.

Por el momento, el parque sigue en alerta “verde” (normal) y no hay señales sobre una erupción próxima.

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