Los principales aeropuertos de Alemania, entre ellos los de Fráncfort y Múnich, vivirán este viernes una jornada de huelga que obligará a su cierre, previéndose un gran impacto en el tráfico de pasajeros debido a los paros por parte del personal en tierra.
El llamado a la huelga afecta a siete aeródromos que reúnen dos tercios de los vuelos de pasajeros del país y estará vigente desde primera hora de hoy y hasta la madrugada del viernes al sábado. En previsión del impacto que la huelga tendrá en sus operaciones ya anunciaron la suspensión de los vuelos comerciales de pasajeros los aeropuertos de Fráncfort, Múnich, Stuttgart y Hamburgo.
El aeropuerto de Fráncfort es el mayor de Alemania y el de mayor tráfico aéreo de la Unión Europea (UE) y la compañía que lo gestiona, Fraport, ya calificó este miércoles las consecuencias de la huelga de “desproporcionadas”. La empresa aseguró que de cara al viernes estaban previstos 1.005 movimientos, entre despegues y aterrizajes y que se verán afectados por su cancelación aproximadamente 137.000 pasajeros. En total podrían resultar afectados por los paros en todo el país casi 300.000 pasajeros, según estimaciones de la asociación de aeropuertos (ADV).
En principio, sin embargo, no se verán afectados los vuelos de los representantes de gobiernos de todo el mundo que acudirán el viernes a la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC), en la que participarán entre otros el presidente francés, Emmanuel Macron, y la vicepresidenta de EE.UU., Kamala Harris, quien ya se encuentra en la capital bávara.
Se espera que el resto de aeropuertos afectados por la huelga (los de Dortmund, Hannover y Bremen), sigan operando a pesar de la huelga, aunque con un mínimo de personal. El sindicato alemán del sector servicios Ver.di anunció los paros en demanda de un aumento salarial del 10,5 % para los 2,5 millones de trabajadores del sector, reivindicación que ha rechazado la patronal.
La huelga del viernes sigue a las que se convocaron en enero en los aeropuertos de Hannover y de Berlín, que obligaron a suspender prácticamente todos los vuelos con destino u origen en la capital alemana, y se acumulan con las protestas de distintos sectores de la población que durante las últimas semanas han salido cada vez con más enojo a reclamar por el aumento del costo de vida, especialmente determinado por el sabotaje a los gasoductos Nordstream, que proveían energía barata a las empresas que ahora deben comprarle gas a EE.UU. y a otros países de la región a un costo mucho más elevado.