El canciller alemán, Olaf Scholz, se reunió este viernes con el presidente chino Xi Jinping en una controvertida visita donde dijo querer “desarrollar más” sus relaciones económicas a pesar de la creciente desconfianza entre Pekín y Occidente.
Poco después del aterrizaje de su avión, Scholz fue recibido por Xi en el Gran Salón del Pueblo de Pekín, indicó una fuente del gobierno alemán y reportaron los medios estatales chinos. El alemán es el primer dirigente de la Unión Europea y del grupo G7 de naciones industrializadas en viajar a China y reunirse personalmente con Xi desde el inicio de la pandemia, que llevó a la segunda economía mundial a cerrar sus fronteras.
El canciller aseguró tras la reunión que quiere “desarrollar más” las relaciones económicas entre Alemania y China, aunque reconoció que ambos muestran “perspectivas distintas”. “También queremos hablar sobre cómo podemos desarrollar más nuestra cooperación económica en otras áreas: cambio climático, seguridad alimentaria, países endeudados”, dijo Scholz a Xi según una fuente del gobierno alemán.
De su parte, el dirigente chino dijo que esta visita “impulsará el entendimiento y la confianza mutua, profundizará la cooperación práctica en varios campos y creará planes sensatos para el desarrollo de las relaciones China-Alemania”, según medios estatales.
Esta visita de un día, después de la reelección de Xi Jinping al frente del Partido Comunista y del país, se ve con ojo crítico no solo en Alemania, también en París, Bruselas y Washington, sobre todo, ya que no sólo se trata de China, sino también de Rusia, debido a que ambos países son las bases del BRICS, bloque asiático de comercio que desafía la hegemonía económica del bloque EE.UU. - Reino Unido, ya que no comercian vía marítima por los “peajes” de alta mar de Occidente y con tan sólo 5 miembros (Rusia, China, India, Sudáfrica y Brasil), representan a más de la mitad de la población mundial.