Tras los desastres económicos producidos por la pandemia de coronavirus y la llegada de la invasión rusa a Ucrania, el mundo está experimentando una ola de inflacionaria.
Aunque en Argentina se trata de una situación conocida y - lamentablemente - esperable, hay varios países que han tenido aumentos que hacía mucho tiempo no había.
Según el índice de precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), los precios de los alimentos a nivel global están en su punto más alto desde 1990.
En este contexto, Japón tuvo en febrero un alza en los precios al consumidor del 0,9% interanual frente al 7,9% de Estados Unidos o el 6,2% de la Unión Europea.
Aunque la situación que vive Japón es casi una fantasía para un argentino, este país quiere que su inflación aumente y lleva años poniendo medidas para tratar de conseguirlo, pero sin éxito. El objetivo del Banco Central de Japón es que la inflación se sitúe en torno al 2%, un nivel considerado como saludable.
Por qué Japón quiere que aumente la inflación
Las autoridades japonesas sienten que la economía de su país se ha estancado. Por eso creen que un leve aumento en la inflación podría ayudar a “motivar” el crecimiento. Cabe destacar que el titular del Banco Central de Japón ha aclarado que no subirá los tipos de interés como sí harán las grandes economías del mundo.
“Los modelos económicos básicos afirman que un nivel modesto de inflación es lo que alimenta el crecimiento de una economía. Los economistas que piensan de esa forma argumentan que la deflación de Japón es la razón de su lento crecimiento”, explicó la profesora Ulrike Schaede, de la Escuela GPS de Política y Estrategia Global de la Universidad de California.
Sin embargo, cuando los cambios en la economía son exagerados -al alza o incluso a la baja- es cuando comienzan los desequilibrios.
Según informó la CNN, lo que hace diferente a Japón es que después de décadas de deflación, sus ciudadanos son extremadamente reticentes a consumir y se resisten a pagar precios más altos.
“Si crees que los precios de las cosas que necesitas van a bajar como consecuencia de la deflación, lo que harás es posponer la compra y esperar”, explica Mundo Hiroyuki Ito, responsable del Departamento de Economía de la Universidad Estatal de Portland.
La deflación hace que las empresas rara vez intenten aumentar los precios y que los salarios permanezcan durante años en niveles similares.
“Los consumidores tienen incentivos para posponer los gastos y las empresas pierden oportunidades de reajustar los precios para mejorar el margen. Como resultado, se vuelve difícil alcanzar la tasa de crecimiento potencial”, dijo Junichi Inoue, responsable de renta variable japonesa en Janus Henderson