Cuando Eduardo López tenía 43 años llevaba 17 trabajando para la misma empresa, sin embargo repentinamente la actividad sufrió cambios, comenzó a estancarse y se encontró ante la necesidad de buscar un nuevo trabajo. Le llevó dos años y medio reinsertarse en el mercado formal.
"La verdad me sentí muy mal, tenía 43 años, sentí que estaba en mi casa y no sabía para dónde ir y qué hacer (…) sentí mucho miedo al momento de buscar y muy solo, no por falta de apoyo de mi familia", contó.
"Mientras tanto un amigo me ofreció ser viajante de repuestos pero fuera de la provincia, acepté porque quería lo que fuese con tal de salir de mi casa, mi esposa pasó a ser el sostén y yo un apoyo", agregó. Envió muchos currículums sin éxito e incluso más afectaba su estado anímico ver que había lugares pero para gente más joven.
Finalmente pasó de trabajar en fotografía y video en la primer empresa a otra de seguros, donde actualmente se siente cómodo. El lugar para él existía, acepta que tuvo que reconvertirse pero incluso sus compañeros reconocen su gran adaptación.
Los adultos de mediana edad, aquellos que tienen entre 45 y 55 años, se encuentran frente a una encrucijada en el plano laboral. Por un lado, desde hace tiempo el mercado parece expulsarlos, son más costosos y por eso las empresas hacen una especie de "recambio" por personas más jóvenes. Esto se ha profundizado los últimos años, particularmente en algunas áreas donde ciertas habilidades como la creatividad y la flexibilidad son valoradas y atribuidas a los más jóvenes.
Pero por otra parte, tal cosa no es más que un prejuicio y quienes se encuentran en esta franja etaria cuentan con un bagaje de conocimientos y experiencias que les permiten pararse de otro modo.
Hay seguridad en sus pasos y eso les facilita aceptar nuevos desafíos y herramientas para ser creativos. El asunto está en parte en levantar la toalla y dar batalla con la adquisición permanente de nuevos conocimientos y recursos y de esta manera demostrarle al mercado cuánto valen los años.
Quienes trabajan en recursos humanos sostienen que hay empresas que aprecian particularidades que atribuyen a quienes han alcanzado un grado de madurez y trayectoria laboral, por lo cual no todo es blanco o negro: quizás hay que aprovechar los grises y sumarle el color propio.
El edaísmo
En Mendoza, unas 204.000 personas tienen entre 45 y 54 años. De ellos, 99.000 son varones y 105.000 son mujeres. Ellas cargan con desafíos extra: los hijos, lo doméstico, salarios más bajos que los de los varones y dificultades para acceder a posiciones de decisión o mejor remuneradas por cuestiones de género.
El economista Sebastián Campanario analiza el asunto en su último libro: La Revolución Senior. Se dedica a temas de innovación y creatividad y en ese marco señala cuánto cree el mercado que estas son cuestiones más propias de los jóvenes y de allí su privilegio en la contratación ya que se apunta al desarrollo en esa dirección.
"Hay una doble crisis de mediana edad: la más tradicional es existencial, pero ahora se suma otra por los cambios en el mercado que apuntan a la automatización del empleo", señaló en diálogo con Los Andes.
Para graficar bastan los datos: "9 de cada 10 pedidos laborales discriminan a personas de 50 años pese a que siguen estando en plenitud mental y física, esto plantea un contexto paradojal ya que toman cada vez personas más jóvenes", explicó.
Según la Encuesta Permanente de Hogares elaborada por la Dirección de Estadísticas de Mendoza, en 2018, 1 de cada 10 desocupados tenía esta edad, algunos meses años antes habían sido 2.
En este marco se interpreta que prevalece sobre la edad un prejuicio muy profundo que la asocia al deterioro, la enfermedad, un estar en retirada que lleva incluso de auto-discriminación. "El edaísmo es la única discriminación que hacés contra vos mismo, no tenés empatía por algo que a vos te va a pasar, con tu yo futuro", subrayó.
Por eso a veces, muchos terminan desarrollando su propio emprendimiento, aunque no todos se sienten cómodos con esto.
Valoración
Pese a que parece ser un territorio hostil, no sólo no sería generalizado sino que además los +45 tienen con qué afrontarlo. Aunque en gran medida eso depende de una cuestión individual corren con ciertas ventajas.
Celia González, directora de Azer consultores en recursos Humanos dijo que hay segmentos como el de la tecnología que busca el perfil que tienen los más jóvenes y que suele suceder que a los mayores les cueste reinsertarse ya que las empresas ponen un límite de edad. Pero por otra parte aportó un punto de vista positivo: "este grupo etario se está revalorizando por parte de las empresas dado que las nuevas generaciones tienen características muy particulares que no les convienen, sobre todo a las mas conservadoras, por eso creo que le están dando más espacios a las personas de hasta 50 años". Las transnacionales y las familiares aprecian más este segmento.
A los más jóvenes se les valora la adaptabilidad y el dinamismo algo a lo que dijo, los mayores a veces no están dispuestos. "Hay que aprender y cambiar en forma permanente a medida que aparecen nuevos productos", consideró. Dijo que a esa edad se buscan perfiles más técnicos, acceden a cargos gerenciales o lugares de más responsabilidad. Se les reconoce ésta como un valor así como el compromiso.
Hay mucho de aptitudes y actitudes individuales en juego, según consideró la psicóloga social y laboral, Nilda Bautista. Comentó que hay quienes pierden el trabajo y se sumergen en una depresión y otros que se reconstruyen y pueden apelar a su creatividad. Que esta sea una etapa de la vida de replanteos colabora.
Para Andrea ha sido un golpe duro quedar sin trabajo a los 50 años, sobre todo porque piensa en cuánto perdió por él, sobre todo en la crianza de sus hijos. "Es un golpe muy fuerte después que pasaste toda la vida, en mi caso dos décadas, focalizada en que tu deber era levantarte cada mañana para cumplir con las tareas laborales", comentó. Más es su frustración cuando ve que no alcanzará a cubrir los años necesarios para jubilarse.
Para Campanario, pese a que se atribuye la creatividad – un habilidad altamente valorada- casi exclusivamente a los jóvenes en la mediana edad hay grandes chances de serlo. "La creatividad es unir puntos que nadie había unido y al tener más experiencia tenéis más posibilidades de unir puntos", destacó. Y por otra parte resaltó: "después de la crisis de la mediana edad manejas mejor el ego, empezás a saber qué batallas dar, tiene que ver con la madurez emocional y es algo que algunas empresas valoran". Destacó que en la década de los 40 se dan picos de creatividad y casos exitosos.
“Un triángulo de las Bermudas”
Ya se sabe que las personas viven cada vez más y en mejores condiciones físicas y cognitivas y por ende permanecen más activas, sin embargo parece que la sociedad no se está adaptando adecuadamente a este nuevo escenario. Sobre el asunto pone el foco el economista Sebastián Campanario quien explica que se viene hablando hace décadas pero que sin embargo ni el mercado laboral ni los gobiernos están haciendo demasiado.
Concretamente habla de una especie de "triángulo de las Bermudas" para referirse a un segmento de adultos de entre 50 y 70 años que están en perfectas condiciones, saludables, con habilidades y conocimientos y que sin embargo el mercado laboral repele. En ese marco hizo referencia a reconocidos economistas que consideran que el tema demográfico es para las economías un desafío aún mayor que el cambio de humanos por robots. De algún modo se sabe hacia dónde va pero no se está haciendo demasiado