Casi todo el mundo sabe que la climatización de los edificios no sólo es cara, sino que es un problema enorme debido a las emisiones de carbono resultantes.
El impacto del sector de la construcción en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a nivel mundial ¡es descomunal! Si además sumamos que el mundo está experimentando la mayor ola de crecimiento urbano en la historia de la humanidad ¡Tenemos un buen problema!
Necesitamos construir más para acomodar a los nuevos usuarios que están llegando a las ciudades. ¡Directamente! No llegamos a cumplir con los objetivos del Acuerdo Climático de París (Eliminar todas las emisiones de GEI del sector constructivo para el año 2040).
Sabemos que la envolvente del edificio tiene un gran impacto en el ahorro energético y, en particular, sus puntos más débiles ¡los huecos!
Aunque el área que ocupan puede ser pequeña en un edificio, su capacidad de aislamiento es mucho peor que la superficie de una pared normal, y, pequeños cambios, pueden llevar a un ahorro de energía de hasta un 25% para todo el edificio.
Muchos expertos están incidiendo en que mejorar la capacidad aislante de los huecos, es decir, la carpintería en ventanas y puertas, es la solución más viable que existe para incidir de forma contundente en el ahorro energético.
Aquí, es donde entra el prototipo de ventanas llenas de agua WFG amparado por la Universidad de Loughborough cuyos resultados son más que prometedores.
Según el director del proyecto, Dr. Gutai (Académico de la Escuela de Arquitectura, Construcción e Ingeniería Civil) ha encontrado un material que puede ahorrar más energía que las tecnologías que actualmente se están utilizando en el mercado – incluyendo carpinterías con doble y el triple acristalamiento -, ¡el agua! Así de simple.
El calor se almacena en el tanque y, si la temperatura baja, puede ser recirculado de vuelta a las paredes para recalentar el edificio usando un sistema de monitoreo similar al de la calefacción central (Alternativamente, el calor almacenado puede utilizarse para el suministro de agua caliente).
La razón principal por la que este proceso ahorra energía es porque la absorción y el bombeo de agua requieren mucha menos energía que los sistemas de climatización convencionales (calefacción, ventilación y aire acondicionado).
La tecnología también tiene otros beneficios, incluyendo la acústica, menos necesidad de “sombreado” (métodos utilizados para evitar el sobrecalentamiento y el efecto invernadero), y no hay necesidad de colorear el vidrio para mejorar la eficiencia energética según horas, por lo que también tiene beneficios estéticos.