El valle de Jackson Hole, en el estado de Wyoming, es la puerta de entrada a dos de los principales parques nacionales de Estados Unidos, el parque nacional Grand Teton y Yellowstone. Aquí, en este enigmático enclave natural, el arquitecto Tom Kundig ha proyectado esta vivienda de 750 m2 de superficie, que abraza el clima dramáticamente variado del lugar, y se adecua a las fluctuaciones extremas de temperatura que se experimentan a lo largo de cuatro estaciones.
Una de las premisas de los propietarios a la hora de proyectar la vivienda ha sido la de establecer un diálogo directo y abierto con el paisaje montañoso y el estilo de vida aventurero de Jackson, pero también la capacidad de cerrar la casa cuando los propietarios no residen en ella o durante los episodios climáticos desafiantes como las tormentas de nieve extremas.
El resultado es una casa con varios grados de transparencia que puede abrirse y cerrarse en respuesta a la cambiante disposición del enclave natural.
Si bien la vivienda cuenta con varias aperturas acristaladas en fachada de grandes dimensiones que asoman al paisaje boscoso colindante, cuando se necesita una actitud más introvertida y protectora, un sistema de persianas de madera exterior permite cerrarla mediante un sistema de poleas de manivela. El conjunto de la vivienda cuenta con dos construcciones.
Por un lado está la casa principal, provista de dos niveles. En la planta principal se concentra la zona de día en un único espacio diáfano y muy luminoso que se abre a una terraza exterior desde la que acceder directamente al entorno para la práctica del esquí.
El nivel superior se reserva a la zona más íntima y privada, con una sucesión de dormitorios y baños, todos ellos abiertos al paisaje cambiante de Jackson Hole. Por otro lado, una cabaña para huéspedes, situada al oeste, que contiene un baño, una cocina y un espacio combinado de salón y dormitorio, permite a las parejas permanecer en la propiedad sin necesidad de abrir la casa principal.