Por Victoria Navicelli. Contactala aquí.
Nos hablan de alcanzar nuestros sueños, ¿pero cómo hacerlo? Creemos que debemos ser perfectos y estar bajo la lupa divina de la “buena suerte”. Hay personas que con su vida y energía demuestran que no es así, que los sueños son una decisión y, sobre todo, un “jamás dejar de creer en uno mismo”. Transcurrían los años 80 cuando Susana Balbo se convirtió en la primera mujer en el país en recibir el título de enóloga. Algo impensado en aquel tiempo en el que la oscuridad invadía las calles. Tras 20 años de experiencia en Argentina y el mundo, Susana decidió perseguir el sueño de tener su propia bodega y supo cómo hacerlo realidad. Hoy dirige Susana Balbo Wines, un espacio en donde el sabor del vino transporta a otros sitios.
De chica quiso estudiar Física Nuclear. Lograrlo implicaba viajar de su Mendoza natal a la Patagonia durante los años 70, años oscuros de la historia Argentina. Evaluó otras opciones y, como por arte de magia, descubrió la enología; la carrera que cambió su vida por completo. Luego de obtener su título con Diploma de Honor y Medalla de Oro, Susana comenzó a ejercer la profesión y en ella encontró su gran pasión.
Primera enóloga del país. ¿Cómo fue que la pasión por el vino llegó a tu vida?
Era una época en la que las mujeres no estudiábamos una licenciatura. Nos enviaban estudiar profesorados, derecho o escribanía y a mí me gustaban las carreras relacionadas con las ciencias exactas. Siempre pensé en estudiar una carrera que potenciara las habilidades que tenía.
Se suma que, por aquel entonces, me tocó estudiar en un contexto complejo. Entré en el año 75 a la universidad, la situación en el país era delicada y mis padres no me dejaban salir de la provincia para estudiar otra cosa. Me enteré de esta carrera por casualidad (por un amigo de mi hermano) y me llamó la atención. La verdad, no podría haber elegido algo mejor para mi vida.
¡Qué importante es la decisión a tan temprana edad!
Es el desafío del sistema educativo, porque saber qué estudiar es una decisión de vida muy importante y justo ocurre en una época en la que el adolescente atraviesa los conflictos propios de su crecimiento. En la actualidad, la universidad debe brindar herramientas para permitir a la persona crecer tanto en la profesión que haya elegido, así como también, como persona.
¿En qué momento sentiste que la enología te apasionó?
Mientras cursaba la carrera, con los profesores que tuve en la universidad. Excelentes profesionales y todos apasionados de la enología, me contagiaron ese amor. Ellos se dedicaron a contagiar esa curiosidad y esa pasión. En segundo año, ya estaba completamente seducida por la carrera.
¿Cómo fue tu proceso de formación?
Cuando me inscribí éramos mitad hombres y mitad mujeres. Pero al terminar el preuniversitario el porcentaje de mujeres bajó muchísimo. A medida que transitaba la carrera éramos cada vez menos, cosas de la vida. Las mujeres no terminábamos de encontrarnos en la formación, pero yo me enamoré y decidí continuar.
Era un mundo en el que predominaban los hombres.
Fue todo aprendizaje. Tuve muy buenos compañeros y muchos se transformaron en buenos amigos. Gracias a ellos aprendí muchas cosas y crecí como persona.
Desde ese tiempo a esta parte has roto muchos mandatos…
Sí, ese ha sido un poco mi sello personal: romper estereotipos.
¿Cuál ha sido el más fuerte?
A nivel familiar: la hija menor de una familia italiana tiene que obedecer al hermano mayor, yo me revelé totalmente y me fui de la empresa de mis padres. Después, otro mandato que rompí fue estudiar una carrera que se decía que era para hombres.
¿Y de la propia profesión?
El que la mujer tenía que ir al laboratorio. A esas propuestas decía que “no”, yo quería estar a cargo de una bodega. Tuve esa oportunidad y trabajé con pasión para potenciar mi talento para dirigir una bodega, siendo tan joven.
¿Siempre confiaste mucho en vos?
No, para nada. Por muchos años fui una persona con baja autoestima. Esa personalidad me hizo ser muy estudiosa, y por eso es que me destacaba. Con el tiempo y con todo lo que había logrado, reforcé mi autoestima y, sobre todo, la actitud. Así como me ves, también he fracasado muchas veces. Las dificultades están para ser superadas y no para que te tiren al piso y te venzan. Esa es la parte positiva de la educación de mi familia.
¿Y qué has aprendido?
Que en la vida no existen los fracasos, sino curvas de aprendizajes. Cuando algo te sale mal, no es que fracasaste, sino que no lo supiste hacer como correspondía, y que la próxima vez hay que afrontarlo de otra manera. O te das cuenta de que es un límite y que hay que tomar otro camino o esa situación no es para vos.
Son curvas de aprendizaje que terminan retroalimentando un círculo virtuoso. Si miramos la vida como un cúmulo de fracasos, enviamos un mensaje negativo a nuestro cuerpo y a nuestra mente, y nos dejamos vencer. Tenemos que encontrar el camino para hacer las cosas mejor y para tomar las decisiones correctas.
¿Cuál ha sido la clave para lograr lo que has logrado en tu vida?
Mi hijo destacó en mí algo en lo que coincido: la capacidad de resiliencia. Mi vida no ha sido fácil, pero siempre he salido adelante. Los desafíos que se nos presentan nos dejan un aprendizaje y uno está preparado para enfrentarlo. Quizás en el primer intento las cosas no salen bien, pero lo importante es seguir, encontrar el camino para avanzar y, sobre todo, evitar el “no puedo” y la actitud negativa. Después, la vida dirá.
Mi hija dice que en mi cabeza hay un chip que en otras cabezas quizás no existe, que es el de asumir riesgos. Tomo más riesgos que otras personas. Cuando me proponen un proyecto en la empresa siempre respondo que sí, porque confío en que todo nos enseña, y si los resultados son buenos, son el camino al éxito. Eso retroalimenta más (y mejor) energía y más ganas.
El vino argentino es sinónimo de...
De calidad, de pasión, de cultura, de las raíces de los argentinos.
La palabra que mejor define tu bodega es…
La pasión por hacer.
¿Cuál es tu etiqueta estrella?
El “nosotros”, nuestro trabajo en equipo, porque nada se hace solo. Toda mi carrera está sostenida por un equipo muy potente.
Con qué menú acompañar un vino de la bodega.
Hago honor a mis raíces italianas y destaco las pastas, pero también me gusta el pescado. Una buena combinación es saborearlos con un vino blanco o uno rosado. Es importante que el vino no te aburra y te impida disfrutar del plato.
La producción de vinos va de la mano con los recursos naturales. ¿Qué compromiso ambiental crees que deben tener las bodegas? ¿Y compromiso social?
Nosotros hemos abrazado la sustentabilidad hace muchos años. También hemos adherido a los pactos globales que trabajan con el cuidado del medio ambiente, por el reciclado y la lucha contra el trabajo infantil. Creo absolutamente en eso, tenemos la obligación de cuidar de nuestro planeta, es el único que tenemos y es nuestro verdadero hogar.
Su experiencia comenzó en Cafayate, Salta, a cargo de la bodega de la Sucesión Michel Torino especializándose en la elaboración del Torrontés. Luego trabajó para bodegas muy importantes como Martins y Catena Zapata. A lo largo de más de 30 años de carrera, Susana tuvo la oportunidad de desempeñarse como consultora en importantes bodegas internacionales en diversas regiones vinícolas, lo que le permitió estar siempre a la vanguardia en cuanto a tendencias de mercados y estilos de vinos. También fue presidenta de Vinos de Argentina (WOFA) en tres oportunidades (2006-2008, 2008-2010 y 2014-2016) y asumió el cargo de Vicepresidente desde 2010 hasta 2012, convirtiéndose en un icono de la industria vitivinícola Argentina y mundial.
La creación de Susana Balbo Wines marcó un punto culminante en la vida de Susana, concretando un sueño de toda la vida: tener su propia bodega y crear vinos con sello propio. El crecimiento vertiginoso del proyecto, la inversión en tecnología e infraestructura y el reconocimiento internacional de sus vinos, han permitido el posicionamiento de la bodega en numerosos mercados, convirtiéndola en una de las más prestigiosas de Argentina. Luego de más de 10 años de crecimiento constante en mercados internacionales, otro de sus sueños se hizo realidad: sus hijos, José y Ana, decidieron continuar con la tradición familiar e integrarse al equipo.
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