La habitación de los más pequeños de la casa no solo debe responder a usos de lo más variados, como jugar, estudiar y descansar, sino que también debe ofrecer una adecuada capacidad para guardar su ropa y, lo que suele ser más difícil, una cantidad de juguetes que se multiplica por momentos. De ahí que el equipamiento de este espacio, no siempre tan amplio como nos gustaría, requiera de soluciones versátiles, multifunción y que saquen el máximo partido hasta al último rincón sin por ello dejar de lado cuestiones como la imaginación y la fantasía.
1. Camas plegables para dormitorios infantiles. Uno de los principales condicionantes a la hora de planificar la distribución de las habitaciones infantiles es, sin duda, la cama –o camas, en el caso de cuartos compartidos–. Un elemento voluminoso y que, a menudo, ocupa la mayor parte del espacio disponible. La mejor forma de reducir su impacto en el conjunto de la estancia es optar por un modelo de tipo escamoteable, que quede plegado contra una pared en un hueco mínimo y libere una amplia zona para jugar durante el día. Hay versiones de todo tipo, de una o dos camas y, generalmente, se integran en programas modulares que permiten realizar composiciones combinadas con armarios, librerías, altillos, etc. Para que tenga un toque original y único, personaliza su frente a modo de mural como se ha hecho en este ambiente.
2. Camas altas para cuartos de niños. Las camas altas son la mejor forma de liberar espacio en una habitación no demasiado grande. Las hay de muchos tipos, para adaptarse a todos los espacios, estilos y necesidades aunque la de esta propuesta resulta especialmente ligera a la vista gracias a su colocación volada –fijada a la pared y al techo–, sin elementos que obstaculicen el paso por debajo a excepción de la escalera de acceso. El espacio liberado se ha aprovechado para instalar una zona de estudio con una silla plegable y una mesa abatible, que queda pegada a la pared cuando no se necesita. Los elementos más voluminosos, como el armario, se han dispuesto al fondo, para incrementar la sensación de amplitud. Una solución a medida ideal para una habitación de planta estrecha y alargada.
3. Multiplicá la superficie útil del cuarto infantil. Una alternativa que combina las ventajas de ganar espacio bajo la cama, sin ninguno de los inconvenientes de las propuestas más elevadas, son las camas a media altura. Este tipo de soluciones ofrecen casi un metro de profundidad como espacio de almacenaje extra. Para aprovecharla al máximo, conviene elegir diseños con cajones de extracción total y sistemas de cierre amortiguado. También es recomendable considerar complementos tan prácticos como las mesas extraíbles, que ofrecen, como en este dormitorio, un práctico escritorio. Estos muebles pueden servir asimismo para albergar una cama extra, perfectas para habitaciones compartidas o para cuando se quedan amigos a dormir. Si bien hay modelos muy compactos, si la habitación lo permite una buena opción es optar por uno con plataforma alrededor de la cama, como el de la imagen, que siempre será más cómodo al tiempo que puede ofrecer una zona de estar adicional elevada. Unos escalones, que permitan ser usados como almacenaje, son la solución ideal para un cómodo acceso a la misma.
4. Armarios funcionales para el cuarto de los niños. Un armario con una buena capacidad resulta vital para mantener el orden en el cuarto de los niños. Para ello, conviene diseñarlo con unas medidas y un equipamiento interior que se ajusten a las necesidades concretas de almacenaje. Las versiones de suelo a techo son las que mejor aprovechan el espacio, aunque hay que tener en cuenta que la parte superior no resulta accesible para los niños. Así que, ¿por qué no convertir ese hueco en su refugio secreto?
5. Camas para jugar. Siempre que sea posible es importante dejar un espacio libre lo suficientemente amplio como para poder jugar. En habitaciones muy reducidas, donde no hay metros físicos, pueden ganarse zonas de juego mediante un equipamiento que incorpore un componente lúdico.
Es el caso de las camas altas temáticas, que pueden convertirse en un castillo encantado o un parque de bomberos llegado el caso y que pueden combinar una zona de almacenaje con huecos más polivalentes.
6. Usar elementos móviles en el cuarto de los niños. Los elementos móviles son los grandes aliados de los espacios reducidos, ya que permiten disfrutar de su contenido en cualquier lugar y recogerse en un rincón cuando ya no sea necesario.
Especialmente ingeniosas resultan las propuestas de esta habitación compartida, en la que unos divertidos cajones con ruedas se ocultan bajo el asiento –igualmente móvil– que a su vez se guarda bajo el escritorio cuando no está en uso. Una contenida solución ‘tres en uno’ que en este caso además se ha combinado con unos prácticos estantes de poca profundidad que aprovechan la altura de la pared.
7. Mobiliario suspendido para aprovechar el espacio. Disponer de un rincón de lectura agradable e inspirador es la mejor forma de fomentar este hábito en los niños y puede hacerse en muy poco espacio y con un equipamiento mínimo.
Un par de almohadones de buenas dimensiones y unas baldas para los cuentos, poco profundas como las que se usan para los cuadros, es cuanto necesitas. Si es posible, colocalo junto a una entrada de luz natural y, si preferís que no haya obstáculos por el suelo, elegí un asiento suspendido, como el de la imagen, que seguro que dará mucho juego también en los momentos de juego.
8. Muebles infantiles a la medida. La forma más efectiva de aprovechar hasta el último rincón de un espacio es mediante un equipamiento hecho a medida.
De ese modo, se puede dar utilidad a huecos difíciles o irregulares con elementos que encajen perfectamente. Buena prueba de ello es este rincón de estudio que rentabiliza la esquina tras la puerta, mediante unas sencillas tablas estratégicamente dispuestas y sitio debajo para guardar la silla.