Tomás Lavanini, el joven segunda línea de 22 años, es uno de los fijos del seleccionador argentino, Daniel Hourcade, en el Mundial de rugby. Junto al wing Santiago Cordero, es el único jugador que ha disputado los 80 minutos en los tres primeros partidos de los Pumas en el torneo.
Jugó entero el debut con derrota contra Nueva Zelanda (26-16) y también los partidos con victoria frente a Georgia (54-9), donde consiguió uno de los siete tries de su equipo, y Tonga (45-16).
"Lo estoy manejando muy bien. Acabo muy desgastado, pero si se trabaja bien en la recuperación, al partido siguiente se llega muy bien. Quiero jugar, estoy dispuesto a jugar todos los partidos y todos los minutos", afirma Lavanini.
"Me lo gané el lugar, pero no estoy consolidado. Hay que seguir trabajando, no aflojar ni un segundo. Creo que tengo que mejorar cosas, pequeños detalles, como quizá tener más la pelota en el line, cuando caigo al piso, y algunos otros detalles", añade.
Argentina, con el billete a cuartos casi en el bolsillo, dará probablemente descanso a Lavanini en un equipo remodelado que se enfrente el domingo en Leicester a Namibia, el conjunto más débil del Mundial, en su último partido del Grupo C.
"El try contra Georgia vino, no lo busqué, ya que prefiero hacer mi trabajo sucio y mostrarme en el line y en el scrum. Me tengo que destacar más ahí", señala.
Lavanini es un jugador temperamental y sabe que no puede cometer errores ya que las cámaras controlan a todos los jugadores en los partidos. Tras la suspensión de nueve semanas de Mariano Galarza en el primer partido contra Nueva Zelanda, una nueva pérdida en la segunda línea sería mala para el equipo.
- Temperamental -
"No tengo que pasarme de rosca, tengo que estar tranquilo, sabiendo además que hay 30 cámaras en un partido y que una cámara te sigue. Hay que bajar los decibeles y hacer las cosas bien", explica.
Lavanini afirma que no se fija en ningún segunda línea para construir su forma de jugar en el pack de forwards de Argentina.
"No me apoyo en nadie, no veo a nadie. Trato de hacer mis cosas y lo que me dicen los entrenadores. Si me sale bien, perfecto, y si me sale mal lo trato de corregir", indica.
Después de una temporada en el Racing 92 parisino, el año que viene vuelve a jugar en su país, al fichar por la franquicia argentina que disputará por primera vez el Súper Rugby, el campeonato profesional del Hemisferio Sur.
"Después de estar en Francia, que es un rugby duro, voy al Súper Rugby, que es mas dinámico. Todos vamos a tener un poco de presión en esta primera experiencia hasta que nos adaptemos", señala.
"La experiencia francesa fue muy buena. Me ayudó mucho en lo personal, ya que yo soy muy familiar y tuve que vivir solo. Y en cuanto al rugby, me cambió mucho, porque el rugby francés es muy agresivo, muy duro, lo que me ayudó mucho a progresar", explica.
"Me adapté bien. Al principio extrañaba mucho, pero al estar en París, que es lo más lindo que hay, terminaba de entrenar y me iba a la Torre Eiffel o me juntaba con los chicos del equipo, que era un grupo macanudo", concluye.