Francia derrotó 26-22 a España y se convirtió en finalista del Mundial de Balonmano, tras la disputa del superclásico europeo en el estadio Lusail. El domingo, en el mismo escenario, definirá el título contra Catar.
El trámite del juego siempre fue favorable a Les Bleus, aunque La Roja se ajustó en defensa durante el complemento y estuvo a tiro de empate. La monumental respuesta del arquero Thierry Omeyer fue decisiva para sostener la victoria, cuando la producción del notable Nikola Karabatic había mermado debido a la gran defensa española, principalmente.
En el juego previo, Catar se clasificó finalista luego de vencer por 31-29 a Polonia, también en el Lusail, de Doha.
Los dirigidos por el español Valero Rivera ya dejaron de ser sorpresa y con su grupo de foráneos - la mitad del plantel - supieron manejar el juego hasta desembocar en el triunfo.
Es la primera vez en la historia de los mundiales de handball que el equipo de un país no europeo llega a la final.