Por Fabián Galdi, editor MásDeportes digital - fgaldi@losandes.com.ar
Detrás de la organización conjunta del Mundial 2030 se aglutinan historias que giran alrededor del poder y que necesariamente deben decantar en una definición acerca de la sede de una Copa del Mundo que le pertenece al continente sudamericano dado el tradicional sistema de rotación que impone la FIFA. Aún lejano en el tiempo real, lo cierto es que después de Rusia 2018 y de Qatar 2022 la máxima competencia ecuménica debe volver a Europa en 2026 y luego sería el turno para la designación oficial del conosur en el encuentro al cual todavía le faltan catorce años para concretarse. Aquí es donde Argentina y Uruguay asoman como las plazas candidatas en lo que sería la edición XXIV del torneo futbolístico premium a escala planetaria. Sin embargo, el camino está lejos de mostrarse allanado.
China es el gigante que se prepara para provocar una grieta en el consenso que hoy se tiene en Zurich, en el domicilio central de la FIFA. El avance asiático en el fútbol viene de la mano de la inclusión del grupo empresarial Wanda, cuyo conductor - Wang Jianlin - está considerado como el hombre más rico de la poderosa nación asiática. La movida cuenta, además, con el apoyo del presidente Xi Jinping, un confeso aficionado al deporte más popular. En una de sus más cercanos intercambios con la prensa, el empresario expresó que el hecho de que la empresa que preside se haya convertido en patrocinadora de la entidad futbolística madre hasta 2030 permite que se hayan incrementado las chances siempre y cuando el gobierno chino presente formalmente la candidatura como organizador.
Si se suma a ésto que una corriente europea en la FIFA logró imponer un comunicado en 2013 para que se eliminaran las sedes conjuntas - como sí ocurrió cuando se disputó en Corea/Japón 2002 - entonces el problema se potencia e implica que existe un doble frente en el cual la alta política no puede descuidar ni mirar de reojo. La tentación es grande, pero las razones históricas y la larga red de contactos a máximo nivel gubernamental alrededor de diez años a esta parte marca que el efecto contagio respalda las aspiraciones argentino-uruguayas a pesar de las embestidas desde otras regiones del orbe.
¿Qué causas permiten que Argentina y Uruguay organicen el Mundial 2030? La primera es taxativa: ese año se cumplirá el centenario de la Copa del Mundo 1930, la que quedó en poder de la celeste tras el 4-2 a la albiceleste en Montevideo. La segunda es que el origen del pedido llegó a través de un aficionado uruguayo - Abel Fialko - a partir de un sitio de internet nacido en 1997 y que fue ganando fuerza con el tiempo bajo la misma consigna de celebrar los cien años de la cita ecuménica inicial. La tercera es que en octubre de 2005 hubo una reunión entre el presidente Tabaré Vázquez y su par en la FIFA Joseph Blatter en la que se realizó el pedido formal. La cuarta es que en octubre de 2007 fue Julio Grondona quien aceptó la propuesta del país vecino para ofrecerse en forma conjunta como anfitriones; poco después, la Conmebol respaldó el pedido.
Dos años pasaron hasta que en noviembre 2009 llegó el visto bueno de la FIFA para la iniciativa compartida entre las naciones hermanas. El protocolo hizo el resto para que en ese mismo mes se recibiera el apoyo unánime del resto de los países sudamericanos. Y dos años después, durante la Copa América 2011, disputada en la Argentina, la presencia de Blatter en la final sirvió como trampolín para que se activara el respaldo del poder político. En ese entonces, las dos autoridades principales del deporte a ambos lados del Río de la Plata, Claudio Morresi y Ernesto Irurueta, junto a los titulares de sendas asociaciones nacionales, Grondona y Sebastian Bauza, le presentaron al suizo -con viso de formalidad - el pedido de candidatura. Al mes siguiente, en el Salón Mujeres Argentinas del Bicentenario de la Casa Rosada, los por entonces mandatarios Cristina Fernández de Kirchner y José Mujica le dieron status presidencial al pedido mediante un convenio bilateral.
Mendoza fue una de las subsedes que en la AFA ganó consenso progresivamente al punto de que se albergaron partidos de la Copa América 2011 y que luego se prolongaron con la organización del juego Argentina 3 (dos goles de Messi y uno de Kun Agüero) Uruguay 0 por las eliminatorias sudamericanas en octubre 2012; la posible revancha en el Malvinas aún puede concretarse este año. Ese 12/10/2012, en el Hotel Intercontinental, en una charla con #MÁSDeportes, fue el dirigente José Luis Meiszner quien había confiado que el estadio mundialista mendocino debería hacer refacciones para aumentar su capacidad tal como le había ocurrido al Mario Kempes oportunamente. "El estadio de Córdoba aumentó su capacidad a casi 67.000 espectadores, por lo que está claramente por arriba de las 40.000 localidades que ofrece el Malvinas. Como la FIFA busca que todos los asistentes vean el partido sentados, el uso de butacas hará disminuir la cantidad de lugares disponibles. Por esto es necesario plantearse una reforma con el tiempo", expresó a #LosAndes quien ostentaba el cargo de secretario general de la Conmebol.
El fallecimiento de Julio Humberto Grondona, poco después del Mundial 2014, produjo un amesetamiento en la posibilidad de que desde la FIFA llegase la ratificación del pedido conjunto, pero a fines del año pasado se relanzó la iniciativa luego del sonoro FIGAgate. El nuevo titular de la dirigencia sudamericana, Juan Angel Napout, impulsó el proyecto 2030 y casi inmediatamente fue Marcelo Tinelli quien realzó el pedido a través de un tuit en su cuenta personal @cuervotinelli Lo tienen que organizar Argentina y Uruguay. Sería maravilloso. Lejos de disminuir la intensidad, el presidente Mauricio Macri aprovechó su primera visita oficial en un encuentro con su par Tabaré Vázquez, en Colonia, el pasado 7 de enero, para potenciar el pedido de la Copa del Mundo en conjunto.
La pelota está en movimiento, a catorce años de distancia. La reciente visita a Uruguay del actual presidente de la FIFA, Gianni Infantino, produjo tranquilidad aunque en un medido tono protocolar. "La historia se respeta. Estoy a favor de Argentina-Uruguay 2030 aunque serán las 209 federaciones las que votarán para que vuelva o no a Sudamérica", dijo el suizo ante la presencia del argentino Carlos Mac Allister (Secretario de Deportes de la Nación) y de los uruguayos Tabaré Vázquez (primer mandatario), Wilmar Valdez (presidente de la AUF) y Alejandro Balbi (secretario general de la AUF). Su frase, vale aclarar nunca sonó a cuento chino.