La efectiva aplicación de la ley de diversión nocturna ha sido cuestionada en reiteradas ocasiones porque se suceden casos de menores -y jóvenes- que van a boliches, consumen alcohol y luego protagonizan accidentes de tránsito. Sin embargo, la reciente muerte de 5 personas en una fiesta electrónica en Capital Federal aceleró la revisión de la normativa. Ayer se presentó en la Legislatura un proyecto para derogar la norma vigente y que el control de boliches y fiestas vuelva a la órbita del Ministerio de Seguridad.
El subdirector de Relaciones Institucionales de la cartera, Néstor Majul, explicó que la nueva ley retoma varios puntos de la vigente, pero endurece las penas para los infractores. Así, permite el cese inmediato de la actividad del boliche o salón, e incluso la clausura, si han ingresado menores o si les venden alcohol. Lo mismo si se excede el factor de ocupación -es decir, la cantidad de personas que puede haber en el local-, declarado en la habilitación municipal correspondiente.
También se controlará que haya agua potable en los baños y que no se corte a cierta hora, como salió a la luz después de la tragedia de Costa Salguero, lo que ocurre también en Mendoza. Asimismo, pretenden que se respete el cierre de la taquilla a las 2.30 y del expendio de bebidas alcohólicas a las 4.30.
Otra modificación significativa es que los padres de menores que acudan a boliches podrán ser sancionados con multas que van de los 3 mil a los 10 mil pesos y, en caso de reincidencia, podrían llegar a ser detenidos o a tener que realizar trabajos comunitarios. Esto, detalló Majul, porque han observado que algunos papás llevan a sus hijos hasta los lugares de donde parten los vehículos que los llevan a los boliches, cuando no tienen edad suficiente y, una vez que ingresan, pueden consumir alcohol.
En 2011, la ley 8.296 creó la Subdirección de Control de Eventos y Locales de Esparcimiento, que dependía de la Dirección Provincial de la Juventud, del entonces Ministerio de Desarrollo Humano, Familia y Comunidad. Majul señaló que había siete inspectores para toda la provincia, por lo que en la práctica resultaba imposible un control efectivo. De hecho, indicó, algunos boliches han acumulado sucesivas multas sin que esto afecte su funcionamiento.
El proyecto que fue presentado ayer apunta a que el control vuelva al Ministerio de Seguridad y dependa de la Subdirección de Relaciones Institucionales. Ya han capacitado a 31 personas con el objetivo de que realicen las inspecciones, que además se harán en conjunto con los municipios, la Policía Vial y personal de Narcóticos.
Ausencia de padres
Ayer, el proyecto fue analizado con propietarios de boliches y salones de fiestas, así como con productores de eventos. Fabián Manzur, quien es director del Centro de Congreso y Exposiciones y también presidente de la Asociación de Salones de Fiestas de Mendoza, se manifestó preocupado porque habían invitado a padres a la reunión y no asistieron.
“El primer espacio de contención de los chicos, para que tengan herramientas para poder decirle no a las drogas y el alcohol, es la familia”, planteó. Desde la asociación vienen advirtiendo sobre la problemática del consumo de bebidas alcohólicas y drogas por parte de los jóvenes. De ahí que Manzur celebrara el anuncio de que se trabajará fuerte en la concientización, de modo similar a lo que ocurrió con el tabaco, con imágenes y folletería en los mismos boliches y fiestas.
Como director del Centro de Congresos y Exposiciones, detalló que ha habido ya tres fiestas electrónicas en el Auditorio Ángel Bustelo y no hubo problemas, pero que se acordaron algunos puntos para la próxima, el 13 de mayo.