Cierta tarde de abril de este año, un abogado penalista de Mendoza recibe en su estudio la visita de un matrimonio de obreros rurales bolivianos. La pareja está más preocupada de lo preocupado que alguien debe estar como para visitar a un abogado. El hombre toma la palabra ante el letrado: "Nuestra hija está detenida en Chile; la detuvieron ayer con una carga de droga", dice y mira al piso. Su esposa no habla y también fija su vista en el piso.
"Se llama Vanesa, es argentina, nosotros vinimos de Bolivia hace 25 años, ella nació acá, en Mendoza y tiene 19. No sabemos en qué momento se metió en eso; nosotros trabajamos siempre y nunca le faltó nada; se nos fue de las manos".
Después de leer un escrito que la cancillería de Chile le envió a Narcocriminalidad de la Policía de Mendoza, el jurista cae en la cuenta de que se trata de una chica de las llamadas ?mulas': las que son reclutadas para llevar drogas usando su cuerpo como elemento de transporte.
Como nunca antes, en los últimos tiempos, mujeres mendocinas han sido detenidas en distintos lugares con cargas de drogas. El más conocido tiene que ver con la aprehensión en Los Andes (Chile) de tres chicas de Rodeo del Medio de 19, 23 y 26 años y sin antecedentes policiales a las que atraparon con más de tres kilos de cocaína que llevaban adheridos a sus cuerpos.
"Esas chicas llevaban una carga valuada en medio millón de pesos y cobraban la suma irrisoria de 1.500 pesos cada una. Ahora, las tres están presas en Chile y con una situación por demás complicada", explica el abogado mendocino que tomó parte del caso de este lado de la cordillera.
En la extensa cadena del negocio del narcotráfico, el rol de las "mulas" es por lejos el más ingrato: "Son los que menos ganan y los que más se arriesgan", cuenta el jefe del departamento de Narcocriminalidad de la policía local, comisario inspector Oscar Badrán, quien ha llevado adelante una ofensiva con este tema.
Perfiles
La modalidad que utilizan las organizaciones para reclutar ?mulas' no hace diferencia ni al sexo ni a las edades, "sólo se procura reclutar a quienes no llamen demasiado la atención", opina el comisario.
De todos modos, los especialistas han detallado un perfil general de estos changarines de los narcos: "Se trata de personas con escasa formación y recursos, y no necesariamente experimentadas en transportar droga de un lugar a otro", explica en tono policíaco el comisario Badrán.
El modus operandi que coloca a la ?mula' en escena se produce cuando la persona reclutada (normalmente de escasa educación, de bajos recursos, sin actividad laboral estable, pero por sobre todo de una diferente perspectiva cultural) es seducido por un miembro de una organización de drogas, al que se llama "reclutador".
Es el reclutador quien entrega cierta suma de dinero como parte de pago (una plata importante para las posibilidades de la 'mula' pero insignificante en relación al precio de la mercadería y al riesgo).
Junto con el dinero siempre se les da un pasaje para el medio seleccionado de transporte.
"Capsuleros"
Según los especialistas, hay varios tipos de 'mulas'. Entre los más cinematográficos aparecen los denominados "capsuleros" o "camellos" o "ingestados" o "tragones".
En esta tipología lo que se señala es la modalidad de transportar la droga, que es dentro de su propio organismo. Con este mecanismo no sólo aparece el riesgo en cuanto a la pérdida de la libertad, sino que puede ser un atentado a la vida: hay casos en que la droga ha estallado en el estómago de la ?mula'; y eso en los más de los casos es fatal.
"El trabajo de este tipo de 'mula' comienza con la ingesta (o "cargado") de las cápsulas. La cápsula es un nombre demasiado sofisticado para lo que suele ser simplemente la droga recubierta en látex o algún otro envoltorio que soporte la corrosión del jugo gástrico en el estómago", explica Badrán.
Si logran completar el trayecto estipulado y superan todas las instancias, los 'capsuleros' deben defecar la carga que transportaron para así recuperar la mercadería, por más desagradable que suene el método.
Made in Bolivia
"Recientes investigaciones, han permitido conocer que la droga en cápsulas que llega a Mendoza es adquirida en Bolivia, en donde se paga 2.500 dólares el kilo y la cantidad de cápsulas por kilogramo varía según su tamaño; en ocasiones resultaron ser de aproximadamente 4 ó 5 centímetros de largo, por 1,5 de diámetro, con un peso bruto de diez gramos cada una", aclara el especialista Badrán.
En algunas ocasiones el vendedor de la droga en cápsulas -quien casi nunca es el que la produce- cuenta con gente que se ofrece para oficiar de 'mula', como una suerte de changarín, por un contrato de 600 a 800 dólares a cobrar en destino.
"Los 'capsuleros' necesitan aproximadamente ocho horas para ingerir unas ochenta cápsulas de cocaína, y según su organismo, logran contenerlas por alrededor de 24 horas, siempre que no se les presente algún malestar que los haga expulsarlas.
Estos son los motivos que en oportunidades han sido constatados cuando han sido detenidas este tipo de ?mulas', que transportan cápsulas en su organismo y otras en sus prendas de vestir", redondea el efectivo.
Complicados
Las ´mulas' son el último orejón del tarro en la cadena narco en cuanto a lo poco que ganan y al riesgo que asumen a la hora de colocarse droga en su organismo.
"Obvio -opina el penalista consultado para esta nota-, como en la mayoría de los casos la droga que llevan es bastante, normalmente le caben (a las ?mulas') penas de las consideradas graves. Por eso pasan mucho tiempo en las cárceles.A eso hay que sumarles que normalmente quedan detenidos y con sus causas lejos de donde viven, lo que hace que el sufrimiento sea peor".
¿Y qué pasa con los verdaderos narcos?, ¿los dueños de la droga?
"Esos pierden su carga (droga), pero raramente los detienen".