El presidente José Mujica reveló ayer que a cambio de recibir en Uruguay a cuatro sirios y un palestino hoy presos en Guantánamo, le pidió a Washington que libere a los prisioneros cubanos acusados de espionaje en Estados Unidos, en una negociación todavía lejos de estar cerrada.
Mujica, un ex guerrillero que ha llamado la atención del mundo por su estilo de vida austero, su cuestionamiento al consumismo y su impulso a la legalización de la marihuana, volvió a patear el tablero el jueves cuando confirmó que estaba dispuesto a aceptar el pedido de Washington de recibir, en calidad de refugiados, a presos de la cuestionada cárcel de Guantánamo. "Es un pedido por una cuestión de derechos humanos", dijo entonces el presidente uruguayo, quien advirtió no obstante: "Yo tampoco hago favores gratis, paso la boleta".
Ayer, Mujica comentó en su audición radial "Habla el presidente" que su país no recibirá a refugiados "por plata o cuestiones materiales". "Pero no tenemos empacho en decir que le pedimos por favor al gobierno norteamericano que haga lo posible para que esos dos o tres prisioneros cubanos que hace muchos años que están allí, se les busque la manera de liberarlos, porque eso también es una vergüenza", explicó.
Mujica se refiere a cinco agentes cubanos detenidos en 1998 y condenados por espionaje en Florida, de los cuales tres aún siguen en prisión, que son considerados en la isla "héroes antiterroristas".
Más tarde, el izquierdista dijo a periodistas que "un palestino y cuatro sirios" son los prisioneros de Guantánamo que llegarían al país.
Según el semanario Búsqueda, que dio el jueves la primicia sobre la llegada de los presos, Mujica decidió aceptar la propuesta del presidente Barack Obama "después de una serie de consultas y de enviar emisarios a Estados Unidos y a Guantánamo", además de haber conversado sobre el tema en enero con el presidente Raúl Castro, quien apoyó la idea.
Mujica indicó además que las negociaciones con el gobierno estadounidense "están hoy lejos de estar cerradas". "Dependen, entre otras cosas, de diversas decisiones fuera de nuestro alcance", señaló.
Así, no está claro aún cuándo vendrían los refugiados. Por otra parte, una alta fuente de la Cancillería dijo que los cinco presos deberían estar al menos dos años en el país. Según Mujica, quienes lleguen a Uruguay "serán hombres libres" y "ese asunto de no salir del país por dos años no sería otra cosa que un gesto voluntario de ellos para lograr salir de esa vergüenza y nunca una imposición".
Aseguró además que "ya fueron 18 países que han dado sus colaboraciones similares para ayudar a terminar esta vergüenza y ya son 89 los prisioneros que se han ido o están yendo de Guantánamo".
A su vez, el ministro del Interior uruguayo, Eduardo Bonomi, dijo a radio Universal que EEUU planteó que "son personas que no encierran ningún peligro". Bonomi afirmó que son personas que no fueron juzgadas, que no son terroristas y no participaron "en hechos de sangre". De concretarse la llegada, los presos estarán libres pero "bajo un régimen de protección" del Estado uruguayo que les brindará "una custodia" que "no se trata de una custodia personal sino de un régimen que les permita trabajar, estudiar, aprender el idioma y tener garantías", añadió.
El anuncio de Mujica fue recibido con escepticismo por la oposición y varios juristas locales, que se preguntaron en qué condiciones legales vendrían los presos.
"Es meterse en un tema en el que no tenemos nada que ver", sostuvo el senador del partido Colorado José Amorín Batlle.