En una reciente producción, la profesora Rosa T. Guaycochea, ex docente titular de Historia del Arte Americano y Argentino, de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Cuyo, presenta un libro que contiene dos trabajos, uno inédito, “Mujeres plantadoras”, con el cual la historiadora concursó en el certamen “Mujeres en lucha: la mujer argentina en la construcción de identidad”. La convocatoria había sido hecha por el gobierno de San Luis.
El segundo ensayo de esta entrega ya había llegado al público y se titula “Urbanismo y salubridad en la ciudad de Mendoza (1880-1916)”. Es una reedición, ya que apareció por primera vez en la Revista de Estudios Americanos y Argentinos, de la Facultad de Filosofía de la UNCuyo.
En obra nueva, la autora realiza el análisis de familias y, dentro de éstas, de algunas mujeres, componiendo una propuesta interesante, novedosa.
“Parece natural -dice la investigadora- preguntarnos por las mujeres que participan de la vida del político”. Y también de las mujeres que acompañaron los desarrollos vitivinícolas y sus consecuentes dinámicas poblacionales”. El titulo deviene de la obra del político y escritor Benito Marianetti, “Mendoza, la bien plantada”.
En la primera parte, Guaycochea repara en la voz popular que sostiene que “detrás de todo hombre de genio, hay una mujer inteligente”. Da ejemplos y los analiza, pero también pone a la vista del lector otra alternativa: hay mujeres que escaparon de los papeles habituales de atender a sus maridos y criar los hijos, para asumir las responsabilidades que les caben a los varones, como Martina Chapanay y Juana Azurduy, “figuras de contraste en una sociedad de origen europeo que se inició con una población masculina, que sufrió durante más de dos siglos el hecho de ser muy escasa, y donde la débil proporción de mujeres la valoriza...”. La segunda parte, bajo el título de “La historia que contamos”, es un buceo muy lúcido sobre el devenir mendocino, de fines del siglo XIX y comienzos del XX, haciendo hincapié en la cuestión vitivinícola, el manejo del agua y otros aspectos sobre la realidad de estas tierras y el trabajo fecundo. Y al final, una frase decidora cierra la obra: “Hay un monumento al trabajo realizado, el sueño cumplido de las mujeres plantadoras, que vivirá mientras exista la bien plantada Mendoza”.
Tapa y contratapa se ilustran con pinturas al óleo sobre tela de la catedrática.
"Mujeres plantadoras", primera edición
Autora: Rosa T. Guaycochea.
Páginas: 101
Ilustraciones: a cargo de la autora.