Leyendo en la columna de opinión las reflexiones del Sr. Julio César Bac no pude dejar de pensar en mi madre, Jacinta Cicchitti de Paganotto (1909-1979), “doña Jacinta” como era conocida y estimada por radioaficionados de todo el mundo. Una conjunción admirable del retrato de mujer mendocina de la primera mitad del siglo XX que describe el señor Bac y los reales progresos de la mujer de fines de siglo y principios del actual.
Ama de casa dedicada, incursionó en actividades extrahogar sin descuidarlo en absoluto. Dotada de grandes habilidades, pintó, escribió y condujo un negocio de decoraciones. Formó parte del directorio de AFIM (Asociación Filarmónica de Mendoza), que animaba la vida cultural con conciertos de jerarquía internacional.
Trabajó con pasión y entrega en el Patronato de Liberados y actividades de protección de los hijos de los penados; fue madrina y sostuvo permanentemente el hoy colegio Mons. Scalabrini y la entonces parroquia de Cristo Obrero... y tantas otras actividades en las que dio lo mejor de sí misma.
Dejo para el final lo que quizá fue su mayor pasión y de la que fue verdadera pionera -incluso a nivel nacional- en su condición de mujer: su vocación de radioaficionada. Desde ella nos enseñó la solidaridad concreta. En épocas en que las comunicaciones eran rudimentarias, ella fue de ayuda invalorable: consiguiendo en Buenos Aires o en el exterior medicamentos urgentes, ayudando con su comunicación en diversas tragedias que quedaron en la historia.
Desde 1953 tomó contacto con las campañas antárticas de las tres fuerzas armadas, y durante muchos años reunió periódicamente -en especial en ocasión de las fechas patrias- a los familiares de los militares mendocinos que hacían su experiencia anual en la Antártida, permitiendo la comunicación directa y emocionada entre ellos; y fue “instrumento” para salvar la vida de cinco militares sorprendidos por una tormenta, varados e incomunicados durante dos semanas, cuando se dirigían a erigir la Base Benjamín Matienzo.
Mientras desde la radio tejía relaciones internacionales, captó el pedido de auxilio lanzado desde un rudimentario aparato por el grupo aislado. Así lo relata uno de los protagonistas: “Con esta radio se sale al aire con la llamada general (...) en la confianza de que Base Esperanza tomara la comunicación. Pero contesta su llamada LU2MBJ desde la ciudad de Mendoza, operada por la señora Jacinta Cicchitti de Paganotto, quien desde 1953 está atenta a las necesidades de las bases argentinas y de sus componentes, y su atenta direccional apuntando a esos rincones de la Patria. Esperanza (...) toma conocimiento del estado de la gente y de lo que se realiza en el lugar. LU2MBJ, durante todo ese año, fue el enlace entre las bases y el Comando en Jefe y el enlace transmisor cuando las comunicaciones entre Esperanza y Matienzo no eran posibles. (....) se resolvió hacer llegar a la señora Jacinta Cicchitti de Paganotto la primera Bandera que flameó en Matienzo”.
Mi madre conservó esa bandera con gratitud y orgullo hasta su muerte. En 1990 mi padre quiso devolverla a las autoridades correspondientes a fin de que fuera depuesta en el Monumento a la Bandera, donde hoy se encuentra (ver Los Andes, Año CIX, nº 36.578).
En síntesis, una mujer “antigua” y de vanguardia, ejemplo de entrega y de pasión en todos los aspectos de su vida.
Elina Paganotto
DNI 5.455.775