Una mujer lidera por primera vez la central obrera de Chile

Bárbara Figueroa, de 33 años y militante comunista, fue electa nueva presidenta de la Central Única de Trabajadores. Su protagonismo reaviva el debate sindical chileno.

Una mujer lidera por primera vez la central obrera de Chile
Una mujer lidera por primera vez la central obrera de Chile

El gobierno de Sebastián Piñera goza de una característica singular. Allí donde le surgen los problemas más acuciantes, la oposición se corporiza en un rostro femenino.

En el conflicto estudiantil, tiene que lidiar desde hace más de un año con Camila Vallejo. Sus contradicciones políticas deberán ser testeadas en las urnas, casi con seguridad frente a la carta más fuerte de la opositora Concertación Democrática, la ex presidenta Michelle Bachelet.

Y ahora, la Central Única de Trabajadores (CUT) acaba de elegir como presidenta a Bárbara Figueroa, la primera mujer en la historia en ocupar ese cargo, quien tendrá la difícil tarea de sacar a la organización de su estancamiento, renovar la organización sindical y forzar respuestas gubernamentales a viejas demandas laborales.

Profesora de filosofía de 33 años, madre de un hijo y militante desde la adolescencia del Partido Comunista chileno (PCCH), sindicalista docente, Figueroa tiene una historia ligada desde la infancia al partido de la hoz y el martillo. Para llegar al más alto cargo de la CUT, debió pasar por una purga de postulantes. Primero, dentro del propio Colegio de Profesores; luego, entre los dirigentes sindicales del PCCH, como el minero Cristian Cuevas, para después quedar mano a mano con el socialista Arturo Martínez, quien había liderado la Central en los últimos 12 años y a quien venció por una diferencias de dos votos.

De esa manera, con la mayoría de los 60 delegados, Figueroa selló un nuevo logro para el comunismo chileno que, bajo el liderazgo del diputado Guillermo Teillier, logró en 2009 -por primera vez desde la recuperación democrática- tres bancas en el Congreso, tiene en la Federación de Estudiantes a la combativa y no menos bella Camila Vallejo y ahora a Figueroa en la CUT.

"Es tiempo de diálogo y movilización", prometió esta profesora de escuela media, quien desde 2008 ocupaba un cargo en la conducción del Colegio de Profesores, para acabar con el "inmovilismo" que a su juicio y el de otros sectores había caracterizado la gestión de su antecesor.

Quienes la conocen desde los tiempos en que agotaba su tiempo libre en la militancia juvenil, Bárbara es más amiga del diálogo que de la confrontación. Algo que la caracterizó en el trabajo de su sindicato y que le valió, desde comienzos del año, el apoyo de la cúpula del partido para pelear por el máximo cargo de la CUT.

Es justamente esa disposición al diálogo de la que desconfían sus detractores, o aquellos que se muestran más pesimistas de lo que pueda alcanzar al frente de la Central. Ése es el caso de Jorge Pavez, ex presidente del Sindicato de Profesores, quien observa a la máxima dirigente moviéndose "dentro de los límites que se han venido estableciendo en las negociaciones del PC con la Concertación".

Es en ese sentido que apuntan que uno de los primeros llamados de felicitación que recibió al ser elegida no provino de dentro de Chile, sino de Nueva York. Más precisamente, fue de la ex presidenta Bachelet, la primera mujer en llegar al Palacio de la Moneda y casi segura candidata para las próximas elecciones.

"Se comprometió a que mantengamos un contacto en el futuro", dijo Figueroa cuando narró el contacto entre sus compañeros y colaboradores. Y, de paso, ratificó que es en ese espacio donde suele sentirse más cómoda: en la negociación y en el diálogo con los sectores más afines ideológicamente y con los disidentes de la Concertación, de acuerdo con el testimonio de quienes conocen su labor sindical. Durante su etapa en el Colegio de Profesores tuvo que soportar más de una crítica por mantener negociaciones con las bancadas parlamentarias por algunos de los proyectos del sector, cuando otros sectores impulsaban la ruptura.

Sin embargo, las cuestiones de género pesan para ella, como para cualquier militante del PC, que se caracterizó siempre por la defensa de los derechos de la mujer, y supo erigir a la mítica Gladys Marín como líder partidaria durante el pospinochetismo. Hasta su desembarco en la CUT, en su escritorio del sindicato colgaba un cartel que rezaba: "¡Cuidado, el machismo mata!"

Así como se para contra el machismo, lo hace en favor del matrimonio gay y la legalización del consumo de marihuana. Figueroa se reconoce a la misma distancia de la vieja nomenclatura partidaria que de la Juventud Comunista. "Pertenezco a la generación de transición entre la savia de mayor experiencia y la vitalidad de los más jóvenes", asegura esta profesora entre cuyos discos no pueden faltar los "trasandinos" Charly García o Soda Stereo.

Su modelo de líder parece ser la emblemática Marín, fallecida en 2005, a quien reconoce y recuerda "como la persona que abrió el Partido a las transformaciones de los últimos años, sin ser una política masculinizada, sino muy femenina, lo que no le quitó que fuera una mujer con fuerza, ímpetu y convicción, pero a la vez muy dulce, cálida y seductora".

Ahora parece ser su turno. Tal vez con algunas de esas características, deberá cargar sobre sus espaldas con la representación de 650.000 trabajadores afiliados a la CUT y con el rol más importante para una dirigente comunista en estos 22 años de democracia. Y, de paso, seguir reafirmando eso de que allá donde surge una contraposición al gobierno de Piñera, aparece siempre una mujer.

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