Ayer por la mañana el juez Carlos Díaz, de la Cuarta Cámara del Crimen, dictó la absolución por la duda de Erika Dunrauf, luego de que la fiscal de Cámara, Daniela Chaler, se abstuviera de acusarla, considerando una serie de indicios a favor y en contra de la imputada, quien siempre sostuvo que se trató de un suicidio, aunque el arma utilizada desapareció de la escena del crimen.
La mujer estaba acusada de homicidio agravado por el vínculo y por el uso de arma, delito que tiene una pena de prisión perpetua. Las dudas de caso permiteron que ahora recupere la libertad.
Durante los alegatos la fiscal Chaler consideró que las pruebas contra la mujer no podían establecer con certeza la autoría del hecho. Luego repasó las pruebas que sostenían la hipótesis de homicidios y las que se inclinaban por el suicidio.
Entre las primera detalló: la única testigo del hecho fue Dunrauf; su campera tenía restos de pólvora, el arma fue ocultada por ella o por alguien de su familia (para ocultar el hecho o por miedo a la policía o a los familiares de Ferreyra); y las contradicciones en las declaraciones de los familiares de Dunrauf.
También consideró otros indicios que la ubicaban como sospechosa, marcando que de la Fiscalía de Guaymallén se violaron los derechos de Dunrauf, de su madre y de su hermano, al tomarles declaración sin advertirles que se podían abstener.
Por otra parte, a la hora de evaluar una hipótesis de suicidios, la fiscal tuvo en cuenta los graves problemas con la droga que tenía la víctima.
Los celos patológicos del hombre (señalados por varios testigos) que se había enojado porque el ex marido de Dunrauf había ido a buscar a sus hijos para llevarlos a la escuela. También apuntó la frase que dijo Dunrauf previo a que se escuchara el disparo ("No, no, Nicolás") y el análisis toxilógico que indicó consumo de cocaína en el hombre.
"Considero que no hay un grado de certeza para sostener la autoría de la imputada y la duda juega a su favor. Me abstengo de acusar", finalizó la fiscal.
Ante este panorama, los abogados defensores -Sergio Carreño y Martín Sevilla- adhirieron a la posición de la fiscal, indicando que las pruebas para sostener un suicidio siempre estuvieron presentes y no se consideraron.