Muertes y famosos. Historia del hotel donde se aloja River

Biltmore está en una de las mejores zona de Miami

Muertes y famosos. Historia del hotel donde se aloja River
Muertes y famosos. Historia del hotel donde se aloja River

Se levanta sobre Miami orgulloso de su historia. Elegante y con mucha clase el Biltmore de Coral Gables se conserva joven y revitalizado. Y eso que han sido muchos los nombres importantes que se han alojado en sus habitaciones desde que en 1926 abriera sus puertas. El más renombrado de todos, el gánster Al Capone que no se resistía a su encanto cuando estaba en la ciudad

Ahora es de las más solicitadas y eso que su precio no es apto para cardiacos.  Todos quieren disfrutar de ese espacio en que se movió y vivió uno de los delincuentes más famosos de éste siglo. Es amplia, elegante y con mucha luz. No hay que extrañarse porque estamos hablando de la zona más alta de la torre central, esa torre que quiere ser una copia de La Giralda.

Club campestre, campo de golf construido por el principal arquitecto del momento, canchas de polo, de tenis, no faltaba de nada en el Biltmore. Los 1500 invitados que disfrutaron de la cena inaugural fueron testigos del nacimiento de un “gigante” que forma parte de la historia de La Florida.

Allí mismo ocurrió un asesinato. En 1929, el señor Wilson, un empresario, le disparó a Fats Walsh. El motivo nunca se develó, pero era la época de la prohibición, y los caballeros se reunían de todas maneras para tomar alcohol de contrabando y jugar a las cartas.

En ese ambiente, los ánimos se caldearon y eso le costó la vida a Walsh. Desde entonces es el fantasma oficial del hotel.

Se habla tanto de él que quizás hasta cobra un sueldo. Parece que pulula como alma en pena haciendo de las suyas: según el staff del hotel, cambia los objetos de lugar, mueve las cortinas (aunque las ventanas estén cerradas) y realiza travesuras varias que los inquilinos de la suite recriminan con apenas alguna protesta.

En los años ochenta, las autoridades del hotel llamaron a un grupo de médium para que visitaran el hotel, y los profesionales del más allá realizaron un informe, tan serio como el del fiscal Starr, de que había (y todavía hay) fuertes signos de energía en la zona de la torre, justamente en el lugar en que se realizó el asesinato.

La pileta de natación -la más grande de los Estados Unidos, tarda una semana en llenarse- era ideal para los entrenamientos de Esther Williams, y Johnny Tarzán Weissmuller enseñó allí natación antes de convertirse en un celebridad.

Según Helen Muir, una periodista de The New York Times que vivió los esplendores de la época, el joven Tarzán no paraba de protagonizar escándalos. Durante el día, era un muchacho sano que tomaba vasos de leche, pero a la noche le gustaba portarse mal. Por ejemplo, una vez corrió desnudo por un pasillo después de haber encendido la alarma contra incendios. Los gerentes del hotel estuvieron a punto de echarlo en más de una ocasión, pero los espectáculos acuáticos en la pileta, que obviamente protagonizaba Weissmuller, eran una gran atracción.

Otra anécdota de los años locos: como curiosidad, en el libro The Biltmore, escrito por Muir, hay una foto de 1930 en la que se está jugando un waterpolo literal. Los jugadores están montados en sus caballos, que tienen el agua al cuello.

Lentamente comenzó la decadencia. Cuando la innovadora Coco Chanel implantó la moda del bronceado caribeño, la concurrencia al Biltmore comenzó a declinar al mismo tiempo que la gente se inclinaba por alojarse cerca de la playa.

"Ya no era suficiente que a los huéspedes del hotel se los llevara a la playa en góndola, por un canal artificial de 20 millas -dice la historiadora Malinda Cleay-. La gente quería estar al lado de la playa."

Orgullosas, las autoridades del hotel hacían encender las luces de las habitaciones vacías, para que de noche parecieran ocupadas. Pero no hubo caso, y el costoso elefante blanco estuvo varias veces al borde de la quiebra.

Hasta que dejó los lujos y esplendores. El 7 de diciembre de 1941 los japoneses atacaron Pearl Harbour. Esto cambió totalmente la despreocupada historia del Biltmore, que tenía problemas económicos, pero que seguía ofreciendo un panorama de paraíso. Las luces se apagaron para que el hotel no se convirtiese en blanco de ataque.

El glamour de los años 30 se desvaneció. Siguiendo con la política de que todos los hoteles en el área podrían ser utilizados por el personal militar, el Departamento de Guerra compró el Biltmore por chauchas y monedas. Es decir, por 895.000 dólares, cuando había costado más de diez millones 16 años antes.

Los muebles, las cortinas, las alfombras, las lámparas, se dejaron en la calle para que la gente se los llevara. Las ventanas se cerraron con concreto, y los pisos de mármol se cubrieron con linóleo. Las enormes salas se compartimentaron. Allí mismo atendían y morían heridos de guerra, por lo que las historias de fantasmas siguieron multiplicándose.

Luego continuó su camino como Facultad de Medicina. Tras un anuncio de visita del general Dwight David Eisenhower, alias Ike, todo aquel que tenía un momento libre lo empleaba para poner a punto la entonces descuidada cancha de golf.

Cuando, en 1968, la Facultad mudó su sede a un establecimiento más funcional, el Biltmore cerró. Hasta 1986 el inmenso edificio estuvo cerrado. Entrar subrepticiamente, investigar los rincones en la penumbra, escuchar un ruido y salir corriendo era el deporte favorito de los niños de la zona.

Hasta que el gobierno de Coral Gables se puso las pilas, o mejor puso los billetes, e invirtió 55 millones de dólares en devolverle el lujo y esplendor de antaño. Cuatro años más tarde, un nuevo fiasco. Los números no cerraban, y hubo que volver a bajar la persiana. En 1992, la compañía hotelera Seaway tomó la batuta y emprendió una nueva administración tras una inversión de 4 millones.

Los nuevos administradores rápidamente hicieron historia. Para los habitantes de Miami, 1992 es sinónimo del huracán Andrew, que azotó a la Florida el 4 de agosto, dejando a cientos de miles de personas sin techo y a casi toda la ciudad sin luz. Andrew fue el mayor desastre natural en la historia de los Estados Unidos.

El Biltmore resistió, mostrándole al mundo que el viejo Merrick sabía lo que hacía cuando emprendió su construcción. Pero la mayoría de las personas de los alrededores se quedó sin techo, pisos ni paredes. Andrew se lo había llevado todo.

El Biltmore salió al rescate de los sin techo y proveyó alojamiento y comida para gran parte de la comunidad. Hoy, el hotel aloja a muchos de los famosos que pasan por Miami, y también es parte de los sets cinematográficos. Allí se filmó parte de El especialista, con Stallone y Sharon Stone. Allí se albergó Cindy Crawford durante tres meses mientras filmaba su primera película.

Allí River está alojado hoy para vivir su pretemporada de cara a una agitada pretemporada.

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