El hombre acusado de asesinar a Milagros Robledo, la adolescente de 17 años que fue hallada ahorcada en General Villegas tras permanecer dos semanas desaparecida, realizó macabros posteos en Facebook, incluso después de cometer el crimen.
Se trata de Adrián Cristian Almirón (25), quien fue imputado de los delitos de femicidio, hurto y defraudación por el fiscal 6 de Trenque Lauquen, Fabio Arcomano, quien además del crimen de la joven le atribuye el hurto y la posterior venta del celular de la víctima. Por el hecho está detenido.
Durante los días que estuvo desaparecida Milagros, el principal sospechoso de haberla matado, lejos de borrarse de las redes sociales, estuvo más activo que nunca.
En Facebook, el supuesto femicida subió indignantes fotos y mensajes, incluso con sentido perverso y hasta sarcasmo: frases inquientantes relacionadas con Dios, fotos disfrazado de policía y alusiones a la libertad. Todo, mientras más de 150 agentes de la Bonaerense buscaban a la menor por calles, campos y casas de General Villegas.
Una publicación dice: "Muchos ven lo que aparento, pero pocos saben lo que en verdad soy". Acompaña un siniestro personaje, apodado "Señor Sarcasmo".
En tanto, el 18 de noviembre, cinco días después de cometido crimen, el femicida subió tres fotos. Una con uniforme de policía y otra selfie con el primero de los mensajes sugerentes, legibles más allá de los errores de ortografía: "Aveses solo ahy que mirar hacia a delante y solo dejar el pasado atrás..... x más que no se pueda olvidar solo ahy que avanzar...". Ese mismo día vendió uno de los celulares que, se presume, le robó a su víctima después de matarla.
El 21 de noviembre, Almirón compartió una imagen con un texto que, para los investigadores, contiene un mensaje subliminal relacionado con el poder que según estudios de la mente criminal sienten los asesinos cuando matan.
El caso
De acuerdo a lo que reconstruyeron los investigadores, Milagros salió a las 18.30 del 13 de noviembre de su casa, se encontró con Almirón en la plaza Islas Malvinas, cerca de la estación de tren de General Villegas, y desde allí se dirigieron al Parque Municipal y luego a la zona del cementerio.
Al ser la última persona que estuvo con la adolescente antes de su desaparición, el testimonio de Almirón, un changarín que hace dos años se instaló en la ciudad, resultaba clave para la investigación.
Al ser interrogado, Almirón dio una serie de versiones sobre el recorrido que realizaron hasta la zona donde hicieron ejercicio, pero afirmó que dejó a Milagros junto a una tercera persona en un sitio determinado.
"Esa tercera persona es un empleado municipal que tenía una coartada firme, ya que estaba trabajando al momento de los hechos. Eso, sumado a una serie de contradicciones que había cometido, hizo que Almirón quedara aprehendido como sospechoso", dijo el fiscal tras el arresto.
Si bien algunas fuentes policiales habían indicado que Almirón se quebró, se autoincriminó e indicó el lugar donde estaba el cadáver, Arcomano aclaró que "no hubo una confesión formal".
"Lo que sucedió es que se ordenó rastrillar el lugar donde él dijo que dejó a Milagros con ese hombre y a 50 metros apareció el cadáver", indicó el fiscal.
El cuerpo de la adolescente fue encontrado en un campo lindero al cementerio, cerca de la ruta 33, en estado descomposición y con las mismas ropas que vestía el día que salió a hacer ejercicio: remera lila, calza corta gris, zapatillas rojas y una mochila beige.
Alrededor del cuello, la chica tenía enroscado un cordón de su propia mochila, que también estaba atado a una de sus piernas.
La autopsia reveló que Milagros murió a raíz de una asfixia por ahorcamiento con esa cuerda y la data de muerte coincide con los días que llevaba desaparecida.
El detenido también quedó comprometido en la causa por la aparición de los dos teléfonos celulares que llevaba la víctima, uno propio y el otro de su madre, el primero de los cuales fue vendido sin chip hace unos días.