A cuatro meses de la muerte de Débora Pérez Volpin comenzaron las declaraciones de quienes la atendieron. Ayer, el endoscopista Diego Bialolenkier
llegó a las 8.30 al Juzgado Criminal y Correccional Nro. 57 acompañado de su abogado, Roberto Isaac Churba.
Hoy declara Nélida Inés Puente. Ella ya dijo a los medios que notó la desaturación del oxígeno cuando había pasado de 99 a 90 y afirmó que le “sorprendió” ver el estado de hinchazón de la periodista.
Puente describe que luego intentó ponerle a la periodista una mascarilla de aire pero que, debido a que su lengua ocupaba el 80 por ciento de la cavidad bucal y a la hinchazón general, este método tampoco fue el adecuado. Finalmente, la anestesista optó por la intubación –que para la querella debería haber sido la primera opción–, pero a esa altura fue imposible practicársela debido al estado general de la paciente.
En tanto, el abogado de la familia de Débora Pérez Volpin, Diego Pirota, dice que la sospecha es de que el endoscopio entregado por la clínica a la Justicia no fue el utilizado en el procedimiento que le costó la vida a la periodista y legisladora
"Se discutió mucho sobre si el endoscopio estaba roto o no, y si no funcionaba el aire que insuflaba y por eso el médico tomó el aire de la pared, a presión. En la causa esto no está probado, pero nosotros seguimos con la sospecha de si nos cambiaron o no el endoscopio", indicó Pirota en declaraciones a radio La Red.
El abogado aseguró que "más allá de la citación a indagatoria del endoscopista y la anestesista, la causa va seguir con otras cuestiones porque tenemos que investigar si hubo encubrimiento".
No obstante, explicó que "si el equipo estaba roto, que es una sospecha, la clínica es responsable del equipamiento pero el profesional debería haberse negado a utilizarlo" y añadió que "si él supiera que estaba roto y lo utilizó igual es más grave todavía".