Cuatro presos presuntamente involucrados en un letal motín carcelario en Brasil murieron de asfixia mientras eran trasladados a otro reclusorio, informaron las autoridades ayer, mientras las familias de los 58 prisioneros que murieron en el hecho comenzaban a inhumarlos.
La oficina de seguridad pública del estado de Pará informó que los cuatro fueron descubiertos ya fallecidos cuando el vehículo llegó a la cárcel del pueblo de Marabá. El vehículo, añadieron, tenía cuatro compartimientos y llevaba 30 presos esposados, sospechosos de participar en los hechos violentos del lunes en la prisión de Altamira.
Las autoridades dijeron que los cuatro muertos pertenecían a la misma pandilla y que estaban investigando. Ellos estaban entre los 46 prisioneros que estaban siendo reubicados a otros centros penitenciarios, incluso a unos más estrictos bajo administración federal.
Se cavaron varias tumbas en la tierra de color rojizo del cementerio de Altamira, donde familias afligidas comenzaron a llegar ayer para llorar a algunos de los 58 reclusos asesinados por una pandilla rival en un espeluznante motín carcelario.
"Necesitamos más seguridad, necesitamos más espacio (para los detenidos)", dijo Gelson Gusmao, cuyo hijo murió en los enfrentamientos del lunes.
"Hay mucho hacinamiento en las cárceles, así que queremos que nuestro presidente mejore la situación en el interior", agregó sin ocultar su dolor.