Un nuevo incidente que involucra la explosión de un teléfono terminó con una víctima fatal y conmociona a la comunidad tecnológica del sudeste asiático.
Nazrin Hassan, el CEO de un influyente fondo de inversión de Malasia, murió el jueves tras una explosión cuando cargaba la batería de uno de sus smartphones junto a su cama.
El ejecutivo tenía dos dispositivos, un Black Berry y un Huawei. Según reportaron distintos medios de la región, un estallido prendió fuego el colchón e inició un incendio que destruyó todo.
La investigación intentaba confirmar cuál fue la causa directa de la muerte y cuál el teléfono que explotó. El cuñado de Hassan señaló que creían que no había fallecido por el incendio, sino por la explosión. Según dijo, cuando uno de los teléfonos estalló, las partes habrían golpeado a su familiar en la cabeza causándole una contusión.
Bajo esta hipótesis, Hassan, que tenía 45 años, habría muerto antes de esparcirse las llamas. En un principio, la policía indicó que el ejecutivo había quedado atrapado en el incendio de su casa de dos pisos en Mutiara Damansara y que probablemente había fallecido por la inhalación de humo y las quemaduras.
Pero el fondo de inversión que comandaba Hassan luego publicó otro comunicado en el que abonaba la otra hipótesis. “El reporte post mortem concluyó que la causa de la muerte fue una complicación de heridas por la onda expansiva atribuible a la explosión de un teléfono móvil que estaba siendo cargado al lado suyo”, indicó.
Educado en una universidad británica, Hassan se había vuelto un impulsor del emprendedorismo tecnológico malasio. Su lobby desde la Asociación de Tecnoentrepeneurs de su país, lo llevó en 2003 a formar el Cradle Investment Programme, el plan gubernamental que luego se transformaría en Cradle.