Un nene de 12 años del sur de Florida que fue infectado por una ameba que destruye el tejido cerebral falleció este lunes, dijo su padre a través de la página de
, en la que informaba del estado del menor.
En un mensaje en la página “
“, el padre de Zac Reyna explicó que donaron los órganos de su hijo “para salvar vidas”.
El pasado sábado los médicos del Miami Children's Hospital certificaron la muerte cerebral del menor después de que no encontrasen actividad cerebral a pesar de haber detenido la infección de la ameba días antes. A pesar de ello, los padres decidieron dar unos días más de plazo antes de retirar la respiración artificial a su hijo a la espera de un “milagro”.
“Zac donó todos sus órganos a otros que están esperando un milagro. Donando sus órganos, Zac vive. Su corazón bombeará en otra persona, sus pulmones darán aire a otro niño y todos sus demás órganos cambiarán la vida de muchos”, dijo.
Zachary Reyna, de fuertes creencias religiosas, quiso agradecer el apoyo y plegarias que han recibido en estos últimos días y explicó que informarán de los detalles del funeral en los próximos días para todas aquellas personas que se quieran despedir del pequeño. Pensaron que era una fuerte gripe
“Zac es nuestro milagro. Su fuerte espíritu estará siempre entre nosotros. Él cambió nuestras vidas, llevándonos cerca de Dios, fortaleciendo nuestra familia y su historia ha emocionado a personas de todo el mundo”, aseguró.
El niño fue ingresado en el Miami Children's Hospital con síntomas de lo que parecía ser una fuerte gripe, pero los médicos descubrieron que el menor había sido infectado por la ameba “Naegleria Fowleri”, que se encuentra principalmente en lagos, ríos y estanques.
Al parecer, Reyna estuvo jugando el pasado 3 de agosto en un canal de la localidad de LaBelle, al sur de Florida, donde probablemente contrajo este organismo.
Esta ameba fue descubierta hace medio siglo y suele entrar en el cuerpo a través de la nariz o la boca y produce una enfermedad en el sistema nervioso central.
Según datos del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, solo una de las 128 personas infectadas por este organismo en el país entre 1962 y 2012 ha sobrevivido.