Por Carlos Salvador La Rosa - clarosa@losandes.com.ar
En un país tan imprevisible como la Argentina kirchnerista, falta todavía una inmensidad para el último domingo de octubre en que se realizará la primera vuelta electoral a fin de elegir presidente de la Nación.
Por lo tanto, las PASO de ayer -con sus ganadores y perdedores, que obviamente los tuvo- sólo indican tendencias muy generales y, por sobre todo, un mapa de acción para que los candidatos que quedaron en pie en las internas puedan confirmar o corregir lo que sea necesario.
En el caso hipotético de que los guarismos de octubre repitieran los de ayer, se produciría una segunda vuelta entre Scioli y Macri donde los votos de Massa (que por ahora obtuvo un digno tercer puesto que lo puede hacer soñar un poco, pero soñar al fin) serían determinantes para definir al ganador, ya que a su vera confluyen tanto peronistas moderados como opositores al gobierno K. Los primeros son probables de ser seducidos por un Scioli algo menos pegado a Cristina. Y los segundos por Macri, si al final se impusiera la polarización, que en estas PASO no se verificó del todo por el crecimiento en las últimas semanas del binomio Massa-De la Sota.
Por todo esto, lo de Massa es muy interesante, ya que su efectiva y concreta tercera fuerza no se podría decir que alcanzó para dividir al electorado en tres tercios, pero sí lo motiva a seguir peleando, si no para sacarle el segundo puesto a Macri (algo muy difícil de no haber grandes cambios en el escenario político de acá a dos meses), al menos para jugar a ser el gran árbitro y posicionarse a futuro.
Mientras que Macri y Scioli buscarán desmembrarlo (Macri haciéndose un poco más peronista y Scioli haciéndose -si puede y lo dejan- un poco menos kirchnerista) porque allí está la gran cantera que si en vez de mantenerse con Massa se desnivelara en un porcentaje significativo para un lado u otro, determinaría quién será el nuevo presidente.
Por fuera de Massa -efectiva y concreta tercera fuerza- las demás alternativas estuvieron por debajo de lo esperado, en particular el frente de izquierda y la propuesta de Margarita Stoltbizer, por lo que nadie dedicará grandes esfuerzos a seducir a esos votantes, al menos en la primera vuelta, cuando difícilmente los pocos fieles de uno y otra cambiarán el voto.
El triunfo de Scioli es individualmente significativo porque le saca una ventaja de doce puntos a su inmediato competidor, pero aclarando que él no compitió con ningún adversario interno mientras que Macri y Massa sí. Sin embargo, aun así sigue siendo un buen guarismo con la quizá mayor dificultad frente a sus rivales que lo suyo parece ser el techo del oficialismo sumados todos sus matices, mientras que para sus dos rivales todo es mucho más fluctuante.
Con esto queremos decir que, a juzgar por los resultados de la primaria, la primera vuelta el único que podría ganarla sería Scioli, pero si hubiera una segunda vuelta, compitiera contra quien compitiera, le sería casi imposible ganar. De allí que estas PASO indican un final por ahora bastante abierto, y por eso es que deja contentos a los tres principales oponentes.
Una dificultad adicional para Scioli es que de confirmarse el triunfo de Aníbal Fernández en la interna a gobernador de Buenos Aires (al cierre de esta edición el jefe de gabinete se estaba imponiendo a Julián Domínguez) las cosas se le complicarían bastante, ya que de acuerdo al altísimo desprestigio de Fernández entre los no peronistas pero que también penetra dentro del movimiento, lo más probable es que no todos los votos de Domínguez vayan hacia él. Cosa que no sería igual si fuera al revés ya que el rival de Aníbal podría quedarse con todos los votos de éste, porque su problema no es el desprestigio sino el desconocimiento.
Mientras, la candidata a gobernadora de Mauricio Macri en la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, hizo una gran elección y con algún importante esfuerzo podría apostar a ganar o estar muy cerca de ello como estuvo en las PASO.
A nivel federal hay mucha más dispersión en la oposición que en el oficialismo nacional, que gana cómodamente en casi todas las provincias chicas y encuentra sus dificultades en las medianas y grandes. Capital es macrista, Córdoba es delasota-massista y Mendoza es de radicales aliados al macrismo.
Pero no ocurre lo mismo en Santa Fe, donde los kirchneristas le ganan por poco a macristas, habiéndose demostrado por segunda vez (la primera fue en la elección a gobernador) que la alianza del Pro con Reutemann no le sirvió para nada. El legendario corredor de autos, quien en el imaginario colectivo quedó como el peronista que hubiera unido a todos los argentinos en 2003 pero no se animó, demuestra que hoy es una sombra de lo que fue y que sólo buscaba la reelección a senador nacional sin poder aportar absolutamente nada a cambio. Un bluff.
Los porcentajes electorales de la provincia de Buenos Aires, que suelen ser definitorios, por ahora muestran números muy similares a los del promedio nacional sin que ni siquiera Massa haya podido aventajar en el distrito que le diera el gran triunfo legislativo de hace dos años. Es raro, Massa hizo una elección muy interesante en muchos lugares del país federal pero no se distinguió en su provincia, quizá por ser un buen candidato, que realizó una buena campaña (tal vez la mejor de todas) pero que carece de una mínima estructura donde sustentar su alternativa.
En general, esta primaria aportó poco y nada al proceso electoral porque es muy difícil utilizarla para verificar resultados electorales más o menos precisos en los comicios finales. Y con respecto a su papel como definitoria de internas, la fuerza ganadora, el Frente para la Victoria, no tuvo rivales salvo en la gobernación de Buenos Aires. Lo del macrismo fue una tontería porque desde siempre se supo que ni Sanz ni Carrió podrían hacer nada frente a Macri. Con lo que al final, el único que dio más o menos pelea fue De la Sota a Massa. Y entre los de abajo, la gran lid de la izquierda entre Del Caño y Altamira. Demasiado poco para tanto esfuerzo.
En síntesis, que a partir de hoy, lunes, el proceso electoral seguirá igual a si hubieran ocurrido o no las PA SO, como que ella sólo cumpliera el papel de una encuesta seria pero hecha dos meses y medio antes de la elección, con lo cual es muy poco lo que puede servir como valor predictivo. Lo que hoy todos saben es lo mismo que sabían antes del domingo y ninguno ha podido posicionarse ni peor ni mejor debido a las PASO.
Tanto Macri como Massa tienen una imagen positiva bastante superior a los resultados que obtuvieron, por lo que ya sea por sus campañas como por los acontecimientos políticos -que sin duda serán muchos de acá al 25 de octubre-, podrá crecer uno más que el otro según imprevisibles avatares. Mientras que Massa -que no tiene mucho más de lo que sacó- ha demostrado que no bajar los brazos en los malos momentos puede dar resultado, ya que hace un mes parecía acabado y ahora está levemente esperanzado. Por lo cual, casi nada ha sido dicho este domingo.