Ubicada en sector costero de la Municipalidad de Ipojuca, en el Estado de Pernambuco, Porto de Galinhas ha sido elegido en 10 oportunidades como "La mejor playa de Brasil" por la revista Viagem e Turismo. Su extensa costa de cuatro km, cubierta por arena blanca y bañada por las cálidas y cristalinas aguas del Atlántico, atrae cada año a miles de turistas que llegan para disfrutar de un paisaje natural incomparable.
En el siglo XIX el pueblo se llamaba Porto Rico, un paraje donde desembarcaban y se comercializaban en forma clandestina esclavos provenientes de África para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar. Para evadir los controles, los esclavos eran transportados escondidos debajo de las cajas de gallinas de Angola. La contraseña de los traficantes para anunciar su arribo a la costa era "Tem galinha nova no porto" (hay gallinas nuevas en el puerto), y de allí el origen de su particular nombre actual.
Arenas
Si alguna vez soñó con el paraíso, entonces soñó con Porto de Galinhas. Con sol durante todo el año, frondosos árboles de palma y sus extensas franjas de arena blanca, este balneario es el reino de la belleza para una postal perfecta. Playas aledañas como Camboa, Muro Alto, Cupe, Serrambi o Toquinho, son una invitación para el rélax y para contemplar -y disfrutar- de las maravillas de un entorno natural único en el mundo. Maracaípe, situada a ocho km de Galinhas, es el Olimpo para los surfistas. Cercada por cocoteros y equipada con algunos restaurantes y relajadas posadas, su larga franja nos lleva hasta el "Pontal de Maracaípe", donde hay preciosos manglares para pasear.
Otra playa imperdible es Carneiros. Para conocerla hay que llegar a un pequeño puerto situado en playa Guadalupe (45 km al sur de Porto) y tomar un mini ferry que, tras una media hora de navegación, arriba a una encantadora: línea de palmeras, arenas finas como azúcar impalpable y un mar esmeralda y calmo debido a una barrera coralina. Aquí no hay resorts ni servicios, sólo el bar restaurante Bora Bora, donde los visitantes pueden disfrutar de bebidas heladas, agua de coco y pescados fritos con cebollas. No se desgaste tomando fotos tratando de "capturar" el lugar. Mejor disfrute de esta fotocopia del paraíso, porque en un par de horas llegará el ferry para sacarlo del sueño y volver a la realidad.
Aventuras
Además de sus hermosas playas, Porto de Galinhas cuenta con una excelente gastronomía de frutos del mar, que mezcla algunas de las dosis de la cocina regional con la internacional. Posee más de 10 bares y cafeterías y cerca de 30 restaurantes para disfrutar de día y de noche.
Los paseos por tierra o por agua hacen de la estancia en este paradisíaco balneario una aventura fabulosa: desde visitas al Proyecto Hippocampus -dedicado al cultivo y conservación de los caballitos de mar de Brasil- hasta avistajes de nidos de tortugas marinas, pasando por la impactante Barrera de Coral. Entre las opciones por tierra se encuentran la visita al imponente Baobab, un árbol monumental de 400 años y un tronco de 4,5 m de diámetro, y un paseo en jeep por la playa de Muro Alto. Por su parte, un recorrido por las plantaciones de caña de azúcar permite conocer la intimidad de la vida campesina y un paseo en balsa a las piscinas naturales posibilita disfrutar del agua e intuir el ritmo cotidiano en la Villa de los Pescadores.
La meca del buceo
El surf, el kitesurf y el stand up paddle son algunas de las principales actividades acuáticas que se realizan en la costa de Porto Galinhas. Sin embargo, la preferida por la mayoría de los turistas es el buceo. Puede practicarse en forma libre y autónoma, con o sin equipos de aire, en las piletas naturales, para visualizar y explorar diversos tipos de corales, barcos hundidos y una gran variedad de especies marinas: langostas, camarones, pulpos, entre otras. Dentro de su extenso litoral, los escenarios más atractivos e interesantes son:
Boca da Barra: Banca de arrecifes a 200 m de la playa en donde se practica buceo diurno y nocturno. Se pueden ver langostas, peces piedras, pulpos, lenguados, moreias, chirurgiões, poliquetas y loretas. Galeão, es otro de los dilectos. Desde las profundidades se divisa el barco, que naufragó en el siglo XVIII. La quilla, pedazos de cascos y dos enormes anclas rodeadas de una espectacular flora y fauna marina serán parte de los hallazgos.