Mucho más que un escudo - Por José Luis Toso

Los demócratas partidarios consideran que sus pares en cargos públicos son funcionales a una avanzada del cornejismo sobre el PD.

Mucho más que un escudo - Por José Luis Toso
Mucho más que un escudo - Por José Luis Toso

Cuesta creer que la sociedad política entre el radicalismo de Cornejo y el Partido Demócrata, ahora presidido por Marcos Niven, se mantenga por mucho tiempo más.

La tensión que generó el rechazo legislativo demócrata a iniciativas muy ambiciosas del gobierno de Cornejo, en especial con el proyecto de ampliación de miembros de la Suprema Corte, se agravó en los últimos días con motivo del recambio de autoridades en el PD.

Nadie se guardó nada. Hubo fuego cruzado: declaraciones periodísticas, artículos en los diarios e innumerables gestos para comprobar que las diferencias serán difíciles de superar entre los que responden a la sucesión partidaria Balter-Niven y quienes integran los equipos de gobierno de Cambia Mendoza y se sienten desplazados de la contienda interna del PD.

La tirantez quedó reflejada en la ausencia del Gobernador y demás funcionarios provinciales y legisladores de la UCR en el acto de asunción de autoridades en la tradicional sede de la avenida Sarmiento.

Estaban invitados, pero la realización simultánea en Mendoza de un cónclave del Comité Federal del radicalismo les impidió a los radicales responder a la invitación.

Mejor dicho, fue el argumento propicio para no concurrir. Y aparentemente nadie hizo nada para justificar una “escapadita” hacia la casona demócrata para dar el presente y saludar.

Sí se arrimaron dirigentes de la mayoría de los partidos que integran Cambia Mendoza y de la oposición local (justicialismo, Partido Intransigente y Unidad Popular). También hubo funcionarios con rango nacional y hasta representantes de la vicegobernadora Montero.

Pero, no todos los radicales que asistieron al Comité Radical para participar del encuentro federal del partido se olvidaron de los demócratas: Julio Cobos le envió una carta a Marcos Niven en la que elogió la trayectoria del PD en la provincia y dejó un mensaje sugestivo: “Aunque existan diferencias ocasionales de opiniones, siempre debemos esforzarnos para encontrar los consensos necesarios por el bien de la sociedad mendocina”. Y elogió con énfasis a Carlos Balter por su aporte a la formación del frente oficialista actual en la provincia.

Se sabe que Laura Montero no ha tenido, como vicegobernadora, la cercanía con Cornejo que la integración de una fórmula hace suponer. Y Cobos, ya se ha dicho, hace valer su trayectoria y reconocimiento ciudadano en tiempos en los que comienzan los aprontes para el proceso electoral 2019.

Con su mensaje, el ex gobernador y actual senador nacional les da a los demócratas un claro respaldo, aunque cuando apela al esfuerzo de cada uno para concretar consensos “por el bien de la sociedad mendocina”, de algún modo también induce a la conducción de ese partido a no mantenerse inflexible en los asuntos que generaron la tensión con el gobierno de Cornejo.

Al margen del armado de listas pensando en el próximo año electoral, todas estas señales que deja la renovada disputa entre el cornejismo y los demócratas genera mil especulaciones sobre lo que pueda ocurrir en el ámbito legislativo a partir del nuevo período que comienza el 1 de mayo.

Ese voto esquivo de Niven le significó al gobierno provincial uno de los golpes más duros de la gestión, al tener que postergar el debate sobre la reforma de la Corte, un tema que para Cornejo era (y es) vital para su pelea contra el Poder Judicial.

El proyecto no fue dejado de lado Precisamente, fue el propio Gobernador el que durante la semana, en declaraciones periodísticas, reflotó el tema y vaticinó la insistencia por el abordaje del mismo en la Cámara de Diputados, donde quedó frenado luego del rechazo de Niven.

El malhumor oficial que generó la licencia por seis meses del juez Palermo, el mayor antagonista que tiene el jefe del Ejecutivo en la Corte, tal vez haya reanimado la intención de insistir.

También la tensión entre el radicalismo y los demócratas moviliza más especulaciones sobre las internas partidarias, que, como ya hemos señalado desde este mismo espacio con anterioridad, existen en el oficialismo provincial y merecen ser tenidas en cuenta.

El PD está cada vez más alineado con la gestión de Mauricio Macri. No comparte el manejo personalísimo que caracteriza al Gobernador, entre otros asuntos.

Se comenta que la relación con la dirigencia local del Pro, en la que, precisamente, abundan ex dirigentes demócratas, atraviesa por un muy buen momento.

En ese marco hay quienes insisten que no se vería con desagrado en el PD que sea apoyada una eventual precandidatura de Omar De Marchi de cara a las primarias del año próximo.

El salto nacional. En cuanto al radicalismo, es indudable que una de las características de la presidencia del Comité Nacional a cargo de Cornejo es la trascendencia partidaria.

Además de éste y otros eventos, con el mandato del mendocino se produjo la primera disidencia puntual en la coalición oficialista por parte de la UCR, cuando en enero se le objetó al macrismo la venta de acciones del Estado en Transener.

Y el reacomodamiento tarifario de los servicios públicos ya viene generando preocupación entre legisladores e intendentes radicales de distintas provincias y dejó ver diferencias de criterio en el encuentro de dos días que finalizó ayer en Mendoza.

Si bien la UCR acordó potenciar a Cambiemos sobre las agrupaciones partidarias que lo conforman (es una idea de Cornejo desde que asumió al frente del partido a nivel nacional), también se pidió un mayor protagonismo de su dirigencia en el espacio oficialista, fundamentalmente en los espacios de poder. Esto se interpreta como el pedido de que haya más nombres de radicales en puestos estratégicos y de decisión del futuro gobierno, si el oficialismo resulta otra vez victorioso en diciembre de 2019.

Sin embargo, para Cornejo la partida no es del todo sencilla. Por un lado está su indudable deseo de proyección nacional, inevitable por la imposibilidad de reelección que rige en nuestra provincia.

Pero detrás de esa válida ambición, como conductor partidario se ve obligado a defender posiciones, o reclamos, de sus pares que no siempre comparte.

O tiene que encarar planteos que la coyuntura económica le obliga a realizar por su rol de gobernante de una provincia importante para Cambiemos; los acomodamientos de tarifas de los servicios públicos generan un malhumor social que comienza a repercutir también aquí.

Y el otro gran desafío que se le presenta es, como un aspecto lateral de su proyección nacional, asegurar que el gobierno que lo suceda desde diciembre de 2019 en la provincia sea “cornejista”.

Difícil tarea: su imagen sigue muy alta, pero sus “delfines” no despegan, y eso alienta la interna partidaria de la que ya venimos hablando semanalmente. Hay quienes sostienen que si el escenario se mantiene como hasta ahora, o se profundiza, se puede llegar a pensar en un candidato sorpresa de la galera cornejista.

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