Andá la primera semana" es la frase resignada de los cinéfilos a la hora de recomendar una película. Claro, siempre que el estreno en cuestión haya tenido la suerte de llegar al complejo multisala con, al menos, una función en idioma original. Porque pese a la multiplicidad de canales, los productos cinematográficos más elegidos comparten factoría (seis de las diez más vistas este año son de Disney) y estrategia: el control de las pantallas.
El debate volvió a las redes en la última semana debido a la opinión de Martin Scorsese sobre Marvel Studios, que cada cuatro meses lanza una nueva película. "No es cine en el que los seres humanos puedan transmitir experiencias emocionales y psicológicas a otro ser humano", sentenció el director, que logró vincular al público con seres turbios y fascinantes como Travis Bickle, Tommy DeVito y Bill the Butcher.
“Honestamente, aunque están muy bien hechas y los actores hacen lo mejor que pueden, pienso que son parecidas a parques temáticos”, calificó Scorsese. Y fue suficiente para desatar la ira de los fanáticos e, incluso, la de los directores James Gunn (“Guardianes de la galaxia”) y Taika Waititi (“Thor: Ragnarok”). Como si a los 76 años a Scorsese le importaran las críticas tras afrontarlas por la violencia en “Taxi Driver” (1976) o la irreverencia en “La última tentación de Cristo” (1988).
Las definiciones del director irrumpen en una industria cada vez más concentrada, aséptica y cautivada por el modelo del tentpole, un evento cinematográfico con presupuesto disparatado y marketing parasitario, que se nutre del FOMO ("fear of missing out", es decir, el "miedo a perderse algo"). La recaudación está asegurada al tratarse de franquicias preestablecidas, unidas narrativamente a otros formatos (TV, streaming, videojuegos, comics) y con corrección ATP.
Justo esta misma industria es la que le negó a Scorsese la financiación de “El irlandés”, película con veteranos como Robert De Niro, Al Pacino y Joe Pesci, que llegará a Netflix el 27 de noviembre, luego del abandono de Paramount por un presupuesto que no coincidía con las proyecciones de taquilla.
Para Scorsese “está bien” que las personas disfruten de las películas de Marvel (o de la saga que sea), pero advierte que se está creando un tipo de audiencia que piensa que el cine está obligado a funcionar en una escala astronómica y con estrenos que no son tales, porque siempre funcionan a modo de anticipo de un evento más grande.
Con las propuestas de bajo presupuesto ignoradas, ¿adónde van a ir los jóvenes a financiar sus películas? Scorsese responde: "No van a ir a un estudio. Y si la logran filmar, ¿dónde van a exhibir la película si los cines se han convertido en parques temáticos?".
No hace falta ir a casos lejanos para comprobarlo. En Argentina, la distribuidora Cinetren precisó que Warner, Disney (ahora con Fox) y UIP (Sony, Paramount y Universal) treparon al 75% de ocupación de las salas en el tercer trimestre de 2018. Y en lo que va de este año, seis títulos de los diez más vistos corresponden a Disney, incluyendo los tres primeros ("Toy Story 4", "Avengers: Endgame" y "El rey león").
En abril último, "Avengers: Endgame" rozó las 800 pantallas ocupadas en su fin de semana de estreno y captó el 87% del público (1.185.000 entradas). Sin embargo, ya había invadido las salas un mes atrás, cuando arrancó su preventa con holgada cantidad de funciones y promociones restringidas en sus primeros cuatro días por decisión de Disney.
Hasta el vergonzoso reestreno en julio, que incluyó un video de los directores y una escena de Hulk sin terminar, llegó a 70 salas, un número superior al que le dieron a la argentina "Rojo" (57) y a la italiana "Dogman" (12).
Decir esto no es atentar contra el cine “popular”, ya que es crucial para sostener la actividad y las fuentes de trabajo directas e indirectas de la industria. Así pagues una entrada por la última de Pixar, un 10% del ticket siempre se destinará a las producciones del cine argentino, tal como lo dispone la Ley 24.377 de Fomento de la Cinematografía Nacional.
Para competir en los Oscar, "El irlandés" tendrá un estreno protocolar en pocas salas de Estados Unidos. Tal como sucedió con "Roma", se espera que espacios alternativos la exhiban por estas latitudes. Vivimos una era en la que ver a Scorsese en pantalla grande se volvió un privilegio de algunos. Y ese nunca fue el espíritu del cine.