El multitudinario acto del miércoles pasado confirmó el final de la conducción triunviral de la CGT y empezó a perfilar perspectivas divergentes para las distintas corrientes internas del sindicalismo en función de qué relación sostener con el Gobierno de Cambiemos.
El histórico líder sindical Hugo Moyano volvió a demostrar la capacidad de movilización de camioneros. Junto a la Corriente Federal de Trabajadores (CFT) que lidera el bancario Sergio Palazzo, las CTA de Hugo Yasky y de Pablo Michelli y, sobre todo, las tres principales organizaciones sociales, más desde la política el kirchnerismo, sectores del PJ y partidos de izquierda, conformaron una de las mayores protestas contra la política económica, social y laboral de la administración de Mauricio Macri.
La soledad del mandamás
Pero la concentración también puso al desnudo la soledad en la que está Moyano al interior de la CGT comparado con agosto de 2016, cuando junto al metalúrgico Antonio Caló y el gastronómico Luis Barrionuevo aportó a la unidad con el trípode de conducción: entonces tenía medio centenar de sindicatos que lo respaldaban; el miércoles pasado sólo cinco de ellos estuvieron en la marcha. Hasta el panadero Abel Frutos, uno de los de máxima confianza de Moyano padre, se permitió sacarse una foto junto con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, casi en simultáneo con el acto.
Un "mérito" que un observador sindical atribuye a su hijo Pablo, secretario gremial de la CGT: "Pablo fue quien más esmeriló la autoridad de los triunviros", incluido al mismísimo Juan Carlos Schmid, llegado al cargo en representación del moyanismo.
Schmid dijo basta ni bien terminó el acto del 21F, cuando le anunció su retiro del triunvirato al cuarto en la conducción de la central, el estatal Andrés Rodríguez (Upcn), integrante del trío de los "independientes" (más el albañil Gerardo Martínez de la Uocra y José Lingeri de obras sanitarias) que no avalaron la marcha.
Sobre el escenario, Schmid había sufrido otra jugada propia del adjunto de camioneros: se enteró ahí de que tendría que abrir el acto y con la lectura del documento de Mar del Plata que no tenía encima, y después lo mandó a ponerse a un lado de Hugo; una manera de exponerlo públicamente como “alineado”, luego de que insinuara un acercamiento con los “independientes” en agradecimiento por la autorización en agosto pasado de la obra social de su sindicato de dragado y balizamiento.
Como resultado del conflicto, ya empezó a conformarse la llamada Coordinadora Sindical. Serán cinco sillas que ocuparán los que vienen con la "unidad en la acción" desde la marcha contra la reforma laboral del 29 de noviembre pasado frente al Congreso: el sindicalismo moyanista con Pablo a la cabeza; las dos CTA, la CFT de Palazzo y los movimientos sociales (Ctep, Barrios de Pie y CCC), con Juan Grabois al frente. Todo en la perspectiva de aportar a generar una alternativa electoral para que desde 2019 los gorilas no sigan estando más en la conducción del país", como convocó Moyano.
Una nueva conducción de la cgt podría conformarse en abril o mayo.
Pero el acto del miércoles también alentó el movimiento en los sectores sindicales que persisten en el diálogo con el Gobierno. Por un lado están los "gordos" de los grandes sindicatos de servicios, que tienen al triunviro Héctor Daer (sanidad) como uno de los máximos referentes, más los "independientes", históricos de buen diálogo con el gobierno de turno. Y por otro los que no formaron parte de la unificación de la CGT y se constituyeron en el MASA (Movimiento de Acción Sindical), que tienen a Sergio Sasia (Unión Ferroviaria) como principal dirigente. Tanto unos como otros no están dispuestos a apurar los tiempos de una nueva conducción, unipersonal esta vez, a la espera de ver cómo decanta el conflicto entre Moyano y el Gobierno.
"Para abril o para mayo…", como dice una balada-country mexicana de principios de los 60. Para entonces, unos y otros postergan la definición de una nueva conducción en la CGT. Por lo pronto esperarán al regreso de una reunión de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) en Ginebra, a finales de marzo.
El número "mágico" es el 19: representa la mitad más uno de los integrantes del Consejo Directivo necesarios para convocar a un Comité Central Confederal que convoque, a su vez, a un Congreso eleccionario. El MASA viene trabajando en función de la candidatura de Sasia desde hace meses, con el "padrinazgo" del metalúrgico Caló y con reuniones reservadas con dirigentes de otros sectores, desde el mecánico Ricardo Pignanelli (con él estuvieron Sasia y Guillermo Moser, sindicato del gas) hasta el mismo Barrionuevo y el encargado de edificios Víctor Santa María.
La diferencia entre uno y otro sector pasa porque desde el que encabeza Sasia se promueve una unidad en base a un programa. “No podemos sólo tener definiciones de tipo negativo: no a los despidos, no a… Se trata de contar con un programa propositivo del movimiento obrero, con definiciones de política de Estado. Desde una ley federal de transporte que incluya a todos los sectores, hasta una de promoción crediticia a pymes para la producción nacional”, dijo el ferroviario a este diario.
Aunque ese sector asegura contar ya con los 19 "mágicos", ralenta por ahora su marcha. Pero prevé para la semana próxima, tal vez para el jueves 8, alguna actividad para mostrar la fortaleza de adhesiones con las que asegura contar.
Misión: darle unidad a las fuerzas coincidentes
Sin mayor respaldo dentro de la CGT, carente además del apoyo de gremios del transporte (la UTA fue clave en otras épocas), Hugo Moyano no está en condiciones de reeditar el Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA), que desde mediados de los '90 se convirtió en el sector sindical combativo contra las políticas de Carlos Menem.
Pero puesto por los hechos a la cabeza de la oposición, su perspectiva es la de profundizar y darle organicidad a la confluencia de las heterogéneas fuerzas sindicales y políticas participantes del 21F, cuyos líderes ya pienzan en una nueva organización conjunta.