Abril se despide con casi 3.300 toneladas de mosto vendidas, muy lejos de las casi 11 mil mensuales que en promedio Argentina exportó hasta 2011. Aun si termina de liquidar 80 mil toneladas que deja la vendimia 2017, el sector está al menos 25% por debajo del ciclo anterior, en un contexto marcado por suba de costos, dólar en picada y un precio internacional de U$S 1.400 que deja al producto argentino fuera de juego.
De la mano del blanco escurrido, el precio del sulfitado, que a esta altura de 2016 costaba cerca de $ 2,54 por litro según la Bolsa de Comercio de Mendoza, subió a $ 4,33. El dato preocupa porque representa 80% del costo final, pero además lo separa más de sus competidores como España, donde el sulfitado cotiza en U$S 0,20.
Según Sergio Colombo, gerente de la Cámara de Fabricantes y Exportadores de Mosto, "la complicación mayor es el tipo de cambio, pero hay que buscar la competitividad por otro lado".
En 2016 se exportaron 110 mil toneladas, de modo que 2017 arrancó sin remanente para vender. Esto pese a que el cupo o cuota diversificadora acordada por Mendoza y San Juan, del 14%, al último parte de cosecha del INV (23 de abril), cerraba en 17,09%.
Para los industriales, al precio actual las cuentas no le cierran: 1.270 dólares son materia prima, sin mano de obra y energía, con lo cual se necesitaría venderlo a 1.500 dólares.
Aun así, algunos advierten riesgos. "Como ajustar precio conlleva un 'efecto arrastre' sobre la materia prima la ventaja duraría poco. Que el productor cobre lo que necesita no ayuda a ser competitivos; se podría colocar un mayor volumen afuera sólo si el precio da, y además el mercado interno no puede absorber más de lo que demanda", advierte Osvaldo Rodríguez, CEO de Kineta.
Más aire financiero
Más allá de condiciones de competencia, el panorama internacional muestra que la oferta de mosto de California se agota, frente a lo cual el español (U$S 1.175 la tonelada) gracias a un euro devaluado frente al dólar, gana espacio en Estados Unidos. Según los analistas, difícilmente los importadores compran por encima de los 1.200 dólares, al menos hasta que en julio empiece la oferta de contraestación.
Además, persiste la sombra del mosto de manzana. A China, principal competidor, se suma Polonia; ambos sondean mercados para su producto, comparativamente más barato (U$S 1.100 aprox).
En tanto, la vitivinicultura en general y los mosteros en particular esperan los efectos del Acuerdo de Competitividad con el Gobierno. Lo que está más a mano es la suba de los reintegros del 3 al 6% como mínimo.
Al valor FOB hoy significa U$S 40 más por tonelada y recuperar algo de margen con insumos (tierra filtrante, maquinaria y químicos) importados.
Para Colombo "tres puntos más no alcanza pero suma. Es financiero, como un préstamo, que ayuda a minimizar la pérdida sin ser la solución."
Puertas adentro, el mercado interno no se muestra capaz de absorber más de 15 mil a 17 mil toneladas. Por lo tanto, tampoco puede prometer un cambio rotundo.
Un año difícil
Cooperadores que surfean con rentabilidad casi 0, pasado el ciclo de ventas que se concentra en marzo-abril con resultados pobres, muchos ya planifican la próxima etapa. Pero también hay apuestas fuertes orientadas a 2018.
Es el caso de Enav, la pata del grupo Vicentín en el negocio, para los activos que acaba de comprarle a Viñas Argentinas (Cartellone). Con presencia en Estados Unidos, Canadá, México, Caribe, Comunidad Europea, Japón, China, Taiwán y Sudáfrica, la firma busca fortalecer su posición en esos mercados gracias a la mayor capacidad de producción que le asegura la planta de Costa de Araujo.
"Hay un plan de inversiones muy interesante y varios proyectos novedosos para poner la planta en óptimas condiciones, pero pensando en el año próximo", sueltan enigmáticos desde el grupo sobre los planes para el complejo de 110 millones de litros y 1.200 hectáreas de viñedos, mientras se muestran activos con la visita de un grupo de clientes extranjeros.
Con 12 plantas en distintos puntos del país y el mundo, que elaboran jugos de frutas, la estructura de Kineta le ayuda a subvencionar a la mostera mendocina que opera desde 2009. Mientras, se aferra a mercados alternativos como Rusia, Sudáfrica, India y Turquía para planificar el segundo semestre.
Rodríguez considera que "hoy exportan más los países más eficientes o con tipo de cambio favorable, que puede ayudar en salarios y servicios, pero Argentina está afuera de ese lote. Es el año más flojo desde 2009, y para colmo sin perspectivas de mejora", asegura Rodríguez.
Todo tiene, o tendrá, sus consecuencias. En un mapa más pequeño que el del vino (hay 10 productores y exportadores activos), la situación empieza a asemejarse, ya que no son pocos los que miran al futuro y ya aventuran una concentración inexorable.
"Sólo el que tenga espalda seguirá", pronostica un empresario en reserva, que dice extrañar a los brokers que solían visitarlo en esta época.