Aunque hace una década Mendoza exportó moscas del Mediterráneo estériles a España, desde entonces los insectos producidos en la bioplanta del Iscamen en Santa Rosa sólo se distribuían en el territorio nacional. Sin embargo, la provincia comenzará a exportar a Bolivia y ha recibido solicitudes de cotización desde los países árabes, Chile y España. Por otra parte, también están por empezar a criar masivamente mosquitos, para enviar al norte del país.
Alejandro Molero, presidente del Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria de Mendoza (Iscamen), detalló que cada semana se producen unos 450 millones de moscas estériles del Mediterráneo o de los frutos, con lo que se alcanza a combatir la plaga en la provincia y también en la región Patagónica.
El Iscamen participó de una licitación lanzada por el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria de Bolivia, y compitió con otras plantas de producción de insectos estériles, para resultar ganadora. De esta manera, comenzará a enviar unos 3 millones de moscas semanales durante 54 semanas.
Molero comentó que esto fue posible porque la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) ha tomado al Iscamen como proveedor oficial de moscas del Mediterráneo para todos los países que la conforman. Esto también favoreció que hayan recibido pedidos de cotizaciones desde Chile, España y los países árabes.
Sin embargo, también lo atribuye a que, en 2015, Mendoza había perdido el estatus sanitario de libre de esta plaga, porque la bioplanta en Santa Rosa tenía su estructura deteriorada y producía menos de 100 millones de insectos, que no eran de buena calidad. Esto, a su vez, provocó que los productores frutícolas mendocinos no pudieran vender su producción fuera de la provincia.
El funcionario destacó que otro de los factores que les permitió ganar un espacio en el mundo científico es la calidad de los insectos que producen y la capacidad de mantener los estándares de producción en el tiempo. Para alcanzar esos "súper insectos" se han traído ocho líneas sanguíneas de distintas partes del mundo y los investigadores del Iscamen modifican genéticamente las moscas para lograr que los ejemplares tengan mayor poder de vuelo, sean más longevos y que resistan mejor las altas y bajas temperaturas. De esta manera, se aseguran de que los machos creados en el laboratorio puedan competir con los silvestres que están en el territorio.
Asimismo, los ojos del mundo se fijaron en Mendoza luego de la exitosa campaña para combatir la Lobesia Botrana o polilla de la vid. Es que se logró disminuir la presencia de esta plaga en un 95% y eliminarla por completo en el sur provincial en apenas tres temporadas. Como contraparte, a California (Estados Unidos) le tomó 12 años erradicarla.
En cuanto a los beneficios que puede tener la comercialización de insectos fuera de la Argentina, y en dólares, Molero indicó que significaría un alivio presupuestario, aunque desestimó que se alcance a autofinanciar los diversos programas que desarrolla el organismo con presupuesto provincial.
Planta multipropósito
La bioplanta del Iscamen, que funcionaba en Guaymallén, fue trasladada a Santa Rosa en 2010 e inaugurada como una planta multipropósito. Es que si bien el organismo se dedica al combate de la mosca del Mediterráneo desde hace más de 20 años, también se pueden criar otros insectos estériles. De hecho, dos años atrás comenzaron con la investigación y el desarrollo para aplicar la técnica de insecto estéril a los mosquitos Aedes Aegypti, que transmiten dengue, zika y chikungunya.
Molero detalló que firmaron un convenio con la OMS y enviarán esos mosquitos al norte argentino, Uruguay y Paraguay. Hasta ahora han desarrollado las colonias, han ajustado la dieta larvaria, culminaron las investigaciones de laboratorio y ya están en condiciones de comenzar a criar millones de insectos para ser liberados en el medio ambiente.
Amigables con el entorno
El titular del Iscamen destacó que la provincia invierte miles de millones de pesos en desarrollar diversas técnicas de control de plagas que son amigables con el medio ambiente y que evitan que los productores tengan que usan grandes cantidades de agrotóxicos. Además de la esterilización de insectos y la utilización de la confusión sexual para la Lobesia Botrana, en el organismo también están criando ejemplares benéficos, que son depredadores naturales de aquellos que se convierten en plaga.
Molero detalló que desarrollan diversas especies para combatir distintas plagas. Las vaquitas de San Antonio, por ejemplo, comen entre 200 y 250 pulgones por día. La primera experiencia fue con invernaderos y el año pasado ampliaron la convocatoria a otros productores. Actualmente unas 400 hectáreas en el sur tienen control biológico con el asesoramiento y la provisión de insectos por parte del Iscamen.
Asimismo, están desarrollando nuevos ejemplares en la planta de Kilómetro 8 (Guaymallén) para que los productores de esta zona, como también de Rodeo de la Cruz y Rodeo del Medio, puedan empezar a combatir las plagas sin utilizar agrotóxicos y, además, sin costo, ya que la distribución de insectos es gratuita.
Alfredo Draque, coordinador de Campo y Parcelas Experimentales de la Facultad de Ciencias Agrarias (UNCuyo), explicó que hay distintas maneras de encarar el control de plagas. La técnica del insecto estéril es muy costosa y tiene detractores por el sistema de irradiación, además de que debe ir acompañada de otras acciones, como la implementación de barreras sanitarias.
Sin embargo, reconoció que la mosca del Mediterráneo no tiene enemigos naturales para combatirla y además pone el huevo cuando el frutal está en flor, por lo que el fruto se ve bien por fuera y se encuentra el gusano cuando se parte.
En la Facultad de Ciencias Agrarias se han concentrado en el control biológico, ligado a la agroecología. Es decir, en la utilización de insectos benéficos que controlan a otros. Además de las vaquitas de San Antonio, mencionó unas micro avispas que parasitan ciertas plagas, como los pulgones y ciertos gusanos que atacan a la vid.
De este modo, se pueden hacer algunas aplicaciones mínimas de agroquímicos en momentos determinados, pero se evita la utilización "por almanaque", cada cierta cantidad de días. Además, los productos químicos se utilizan, cuando es necesario, en función del ciclo vital de la plaga.
Sobre la Lobesia Botrana o polilla de la vid, detalló que la técnica de confusión sexual -que implica inundar el medio con feromonas, lo que dificulta que el macho y la hembra se encuentren- es muy eficiente. A esto agregó que se pueden realizar fumigaciones con una bacteria, un bacilo, cuando la polilla está en el estadío de larva y esto dificulta su crecimiento.
A la licitación que ganó el Iscamen para enviar insectos estériles a Bolivia, se sumaron pedidos de cotización de Chile, España y países árabes. Además, están por empezar a producir mosquitos para el norte.
El proceso de creación
Para llegar a los machos estériles de la mosca del Mediterráneo, se comienza criando una colonia. Se utiliza sangre de distintas partes del mundo para mejorar los ejemplares. De ahí se eligen el macho y la hembra con condiciones genéticas óptimas para generar descendencia. Es que, para competir con los insectos silvestres que se encuentran donde serán liberados, los esterilizados deben vivir por más tiempo, volar más lejos y tolerar mejor los extremos de temperatura.
Luego, se separan los huevos de los machos de los de las hembras en forma manual, ya que los primeros son castaños y los segundos blancos. Entonces, las larvas de los machos se irradian con cobalto -técnica regulada por la Comisión Nacional de Energía Atómica- para esterilizarlos.
Al ser liberados en bolsas que se arrojan con aviones, los machos estériles copulan con las hembras, pero no dejan descendencia. De esta manera, se va reduciendo en forma paulatina la presencia de la plaga y, después de 20 años de este trabajo, se ha llegado a no tener mosca del Mediterráneo en el oasis sur y en el Valle de Uco.