Moria Casán: siempre diva

La vedette, actriz, conductora, productora y empresaria protagoniza “Priscilla, reina del desierto” en Carlos Paz y asegura estar orgullosa de ser la primera mujer en representar a un transexual en el musical australiano.

Moria Casán: siempre diva

Moria abre la puerta de la hermosa casa que es su hogar este verano en la villa cordobesa. "Entró una iguana y ¡yo creía que era un adorno!", cuenta de excelente humor.

Enseguida aclara que ella se toma Carlos Paz con rigor profesional y como vacaciones. Moria coprotagoniza “Priscilla, la reina del desierto”, archipremiado musical en el que interpreta a Bernardette, la transexual. Mientras posa para las fotos, irrumpe en la sala luminosa Cristóbal, el perro más famoso de la televisión argentina. Él también posa, con notable atención.


"Marcelo (Tinelli) no puede creer que mi perro se llame Cristóbal. Ni Cristóbal López", cuenta. Afuera, Vicky Xipolitakis juega en la pileta en topless.
En la última semana de "Bailando por un sueño 2014", Moria actuó en el film "Primavera", del director Santiago Giralt.

"Dormía tres horas por día, por eso no pude venir antes. Me hubiera gustado estar en la apertura de la temporada", dice Moria, que filmó una película independiente, almodovariana, sobre una familia disfuncional en la que ella es la reina de la productora.

En “Primavera” también actúan Luisa Kuliok, Alejandro Parker, Mike Amigorena, Chino Darín, Catarina Spinetta, Nahuel Mutti, Angelo Mutti Spinetta, Silvina Acosta, Esteban Meloni, María Murull y Emmanuel Miño.

"Fue un placer. Lo último que hice fue ‘Cruzadas’, con Nacha Guevara y Pinti. Fue balsámico, venía del acelere: se me juntó el nacimiento de mi nieto, lo más importante, con ‘Priscilla...’ y el final del ‘Bailando...’. Hacía seis años que no venía".

Y adelanta: "Priscilla es una comedia con música, tiene mucho texto, también lírica, pero no es la típica comedia musical para los puristas. Trata de la inclusión. Hago el personaje de Bernardette, una transexual que desde los 16 años decidió convertirse en mujer y luchó para eso.

Somos tres drag-queens que emprendemos una gira por el desierto en un colectivo que se llama Priscilla. Cada uno va en busca de un anhelo. Bernardette decide acompañarlos. Uno va en busca de su hijo. Hay un niño en escena que es el que quiebra los prejuicios".

-¿Cómo fue entrar en el rol de Bernardette que hacía Pepe Cibrián?

-Mágico, casual, como todas las cosas de mi vida.

Cuando fue a ver “Priscilla...”, como en un ritual, con amigos, vestidos de diosas en el Lola Membrives, se sacó la foto parada en el foso. En la obra, Moria primero hizo el personaje de Shirley, la cantinera, por 20 días.

"Cuando entré al elenco, hubo un movida de boletería. Una entrada dinamiza. Como pasó con ‘Brujas’. Yo soy de todos los palos, multiterreno. Provocó un cambio de boletería y energía. Un día, en una fiesta divina en Puerto Madero, que yo no sabía que era una fiesta gay, el empresario me propuso hacer Bernardette".

Pero faltaba el aval de los ingleses (dueños de los derechos), porque de las 10 puestas de ‘Priscilla...’ en el mundo nunca una mujer había interpretado a Bernardette.

Entonces, mandaron el currículum de Moria, datos de su carrera, su actividad social cuando creó Playa Franca, el boliche gay, la trayectoria. Los ingleses, además, se aseguraron de que ella no era homofóbica y dijeron que sí. "Soy la única mujer en el papel de un transexual y me da mucho orgullo ser argentina. Siento que el papel me estaba esperando", señala Moria.

-¿Qué sentís en el rol de una transexual?

-Me siento muy identificada con la gente gay, aunque mi elección sexual haya sido diferente. Pasa cuando tenés una personalidad que no es mejor ni peor, pero no es estándar y no obedece a mandatos establecidos. De chiquita luchaba en mi hogar por mis derechos. Era una cosa rara. Tenía aspectos de rebeldía importante.

No quería lo que mis padres querían para mí. Eso me hizo tener cierta identificación. El papel de Bernardette me es sumamente orgánico. Lo que defendí toda mi vida es la libertad. No la negocié con nadie. Bernardette, que se llama Rodolfo, decide ser transexual.

-¿Te sentiste discriminada alguna vez?

-No, porque la atomicé con mis neuronas. Entré en un medio donde se cosifica a la mujer y hay muchos misóginos, que es la revista. Entré con una gran personalidad -por supuesto que por el cuerpo-, un día que salí de la facultad y no tuve ni tiempo de avisar en mi casa. Causal. Enseguida fui primera figura y trabajaba con los cómicos.

Tuve mi contrato, que determinaba que ningún cómico podía rematar un chiste con mi culo, mis tetas ni usarme en el escenario como cosa. Fui de las primeras que empezó a monologar, a estandapear en un escenario, a bajar con el público y hacer más cercano el misterio. Debuté en 1973.

Moria trabajó con Don Pelele, Alfredo Barbieri, Pepe Marrone, con todos. En 1974/75 empezó a hacer monólogos y dice que no permitía que el cómico la usara. Había pocos que no usaban a la mujer. Alfredo Barbieri utilizaba otros recursos.

"Lo adoré. Los demás eran más picantes. Pero yo establecí que era una mujer, que si era objeto de deseo para los demás, yo era un sujeto. Lo tenía claro y la mirada ajena no me importaba. Por eso no me sentí discriminada. No tuve que luchar tanto. Cuando estás muy determinada en algo, estás segura de eso, se te da. La cosa es cuando el sistema te maneja.

Hay un montón de minas que son culposas por haber hecho revista. Yo le agradezco todo. No hay nada más difícil que hacer revista. Porque sos siempre vos, no te protege nada. Acá, en Bernardette, me protege un texto, un personaje. Por eso, después de años de hacer revista pude hacer ‘Brujas’ y vino todo lo que gané.

Traspasé la barrera del cuerpo, que el cuerpo no quede como culpa, que quede como algo valioso. Nunca permití que me devaluaran por mostrarme desnuda. Al contrario, ese ninguneo de la vedetonga no lo permití. Fui por otro lado. Trabajé muchos años con mi cuerpo pero pude trascenderlo".

-¿Te relacionaste siempre con personas de diferentes identidades sexuales?

-Toda mi vida, desde chica, tuve amigos gays. En mi época era muy difícil serlo y asumirlo. La mariquita del barrio estaba conmigo. Para mí hay seis, siete sexos. El sexo es indefinido, es como espiritual, lo ligo con la espiritualidad. No puedo creer que a alguien se lo discrimine por una elección sexual. Me parece “too much”. No lo naturalicé. Lo desdramaticé.

-Se habla de ampliación de derechos, pero al mismo tiempo las mujeres no avanzamos en la medida en que debiéramos.

-No. Porque las mujeres se ponen cocardas para la devaluación, se ningunean mucho ellas mismas. Hay una exposición en la tele para decir con cuántos tipos se acuestan, quién es la que más se vende. Y no por el muestreo del cuerpo, si son bellas, deben mostrarse. Pero por qué las ‘misses' (Miss Mundo, Miss Universo) hacen una pasada en ropa interior o en malla, si están representando un país.

Por qué no se quedan con la cabeza, el soirée. Entonces hay un discurso contradictorio. Pongo el ejemplo de la Miss, que es embajadora del país y el mundo. Entonces, ¿para qué la pasada en mallita? O sea, siempre a la mujer hay que verle el lomo, hay una presión social.

También hay una cosa de fama exprés que la devalúa, que no tiene que ver con el éxito: "quiero ser famosa" (dice y chasquea los dedos). Después, el mismo medio y la sociedad se los hace sentir.

Ser jurado

-¿Cómo construiste el rol de jurado del "Bailando", durante tanto tiempo?

-Tengo estudio y preparación: soy profesora de danzas clásicas, españolas, nativas, americanas; soy profesora de piano, tengo concepto de la música, el ritmo y la velocidad. Sé ver y aplico mis conocimientos técnicos porque desde chiquita hice los pasos franceses, las posiciones, durante años.

Después mezclo el tercer ojo, que detecta ni bien bajan las escaleras del “Bailando” para dónde va: el temblor en el labio inferior, la mirada, si se equivocan o están resbaladizos. Es muy fácil ser jurado. Y no me corro de las batallas. Si me dicen algo, contesto, ¡son participantes! No importa que alguien me diga que tal "no existe".

Mientras está ahí, en esos minutos, existe. Si me plantean batalla, contesto. Es un show muy adrenalínico, que no se parece a nada. Es un reality fiction: la gente nunca tiene claro cuál es la realidad y cuál la ficción. Incluso, la gente muy acostumbrada al medio.

Me divierte, la paso bien y no me llevo deberes a casa. A algunos los vuelve locos ese show y salen con algunos dañitos colaterales (risas). Es como un show de Cenicienta. A las 12 de la noche, cuando termina, te sacan todo. Depende de cada uno que le pongan el zapatito o se le termine la calabaza.

-¿De qué manera sobrevivís en el ambiente?

-La verdad, creo que me morí y resucité. Me impresiona mi capacidad de resiliencia. Yo vine a esta ciudad (Carlos Paz) en 1976 y ya al año siguiente estaba en el Teatro Maipo, con Perciavale y Tato, y hacía temporada acá. En 1984/85 traje con Castiglione y Osvaldo Pacheco la revista “La mejor de la cuadra”. Pacheco murió durante esa temporada.

Inauguré el Teatro Estrellas (hoy es el Coral). Llegué y no estaba puesto el techo. Me dieron una placa en la Calle Corrientes, en el Teatro Lola Membrives, porque soy la artista que más ha trabajado en esos teatros. La placa es importante pero no puedo creer mi vigencia. ¡En 1973 me hice las lolas sin avisar a nadie! Ya tenía el contrato. El topless causó sensación.

No se trata de sobrevivir. Se trata de vivir, con determinación y mi verdad, sin negociar la libertad. No la negocié con mis viejos ni con mi hija. Yo voy para adelante. Soy mi propio bastión y estandarte.

Odio la victimización. Me pasó de todo en la vida y lo atravesé. No me instalé en el sufrimiento. Eso revitaliza. Hay que escapar hacia adelante. No soy una negadora. He vivido de acuerdo al criterio realista que tengo. Hay artistas que tienen un malestar existencial porque no logran conectar con la realidad. Les resulta más fácil vivir en la ficción que se arman, haciendo el papel de otro.

-¿Qué quedó atrás?

-Atrás queda todo, todo el tiempo. El presente es lo que vivo acá: el verano, mi nieto Dante, mi nieta Helena que ya tiene seis años; mi hija que vino con su marido e hijos a celebrar el Fin de Año. Atrás queda el pasado, que no es una mochila en mi vida. No me da nostalgia. Ya está. Soy cero Canal Volver.

La ficha

"Priscilla, la reina del desierto".
Intérpretes
: Moria Casán, Diego Ramos y Alejandro Paker. 
Dirección: Valeria Ambrosio. 
En: Teatro Candilejas 1 (Pasaje Niní Marshal s/n), Villa Carlos Paz. 
Funciones: de jueves a domingo a las 22. 
Entradas: desde $ 265 en autoentrada.com.

Datos

“Priscilla...” termina en Carlos Paz, aunque Moria seguirá haciendo teatro en 2015 pero todavía no sabe qué obra o género.

Seguirá en el “Bailando 2015” como jurado.

También adelantó que en 2016 vuelve “Brujas”, para celebrar los 25 años. "Lo arreglé con Carlos Rottemberg. Con la Cárpena siempre nos hablamos. Ha sido el mayor éxito del teatro argentino".

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA