Se fue Moreno, pero todo sigue igual

Los problemas que se presentan para la importación de insumos esenciales de la actividad vitivinícola obligan a que las autoridades locales exijan mayor celeridad a sus pares nacionales para liberar el ingreso de los productos. La vendimia ya se ha inicia

Se fue Moreno, pero todo sigue igual

Muchos, especialmente quienes realizan negocios con el exterior, respiraron aliviados cuando la Presidenta decidió separar del cargo al controvertido Guillermo Moreno aunque lo premiara con una designación en la Embajada argentina en Italia.

El ex funcionario se había convertido en la única persona que podía tomar decisiones en la Secretaría de Comercio y todo dependía de su humor para poder realizar negocios en el extranjero.

Sin embargo, todo indica que en el organismo se ha producido un cambio de nombres -asumió Augusto Costa- pero no de estilos, en razón de que continúan serios problemas para la importación de productos, muchos de ellos esenciales para la principal actividad agrícola de la provincia: la vitivinicultura.

Días pasados se conoció que la situación por la que atraviesan los importadores de insumos para la vendimia es crítica, en razón de que gran parte de las Declaraciones Juradas de Importación se acumulan desde el año pasado, sin la autorización correspondiente de parte de Comercio Interior, mientras otras fueron rechazadas.

A modo de ejemplo, indicaron que un laboratorio local, proveedor de insumos, solicitó autorización para importar 15 mil kg de levadura y sólo le autorizaron 200 kg, apenas 2% de lo solicitado.

Pero el problema no sólo se centra en las levaduras sino que se amplía a las enzimas necesarias para la fermentación y las distintas formas de robles, entre otros elementos, que no llegan a Mendoza aunque se encuentren en depósitos del puerto a la espera de la autorización correspondiente.

La vitivinicultura, para poder desarrollarse, necesita de reglas claras. Hay mercados a los que se debe responder porque existen contratos firmados y el no cumplimiento de ellos no sólo significa una pérdida económica sino que el vino argentino deja lugares vacantes en las góndolas del exterior, que después resulta prácticamente imposible recuperar.

Esta situación se profundiza en la actualidad en razón de que hay países, como España, por ejemplo, que como consecuencia de la pérdida del poder adquisitivo de su población y de la caída en el consumo interno, ha derivado los excedentes a la exportación.

Con un aspecto no menos importante: para evitar la caída de la industria vitivinícola, el gobierno español facilita los trámites y hasta fomenta la salida de vinos a través de subsidios. Una situación diametralmente diferente a lo que ocurre en la Argentina, donde hay demoras para la devolución de retenciones por exportaciones o del IVA y ahora, como frutilla del postre, hay inconvenientes para el ingreso de insumos esenciales para la industria.

A lo largo de los años y especialmente durante la última década, las autoridades nacionales han demostrado que su preocupación se centra en la producción de la Pampa Húmeda y que les interesa muy poco lo que sucede con las economías regionales.

Con los últimos cambios de nombres en el Gabinete nacional había expectativas positivas en razón de que entre ellos aparecía el nuevo ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca. Pero todo lleva a indicar que no ha cambiado la metodología.

De allí que resulta absolutamente necesario que las autoridades locales exijan a sus pares nacionales mayor celeridad en la toma de decisiones, especialmente en lo concerniente al tema expuesto. No puede haber una solución sólo cuando haya urgencias sino que debe asegurarse, con antelación, la provisión de los insumos para un eficiente funcionamiento, a la industria local.

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