La expectativa que generó el estreno de la serie Monzón se mantiene a lo largo de los cinco capítulos. Hasta ahora, el público ha visto con buenos ojos la ficción que repasa la vida del ex boxeador campeón del mundo, y que pone el acento en el femicidio de Alicia Muñiz, última pareja del deportista.
Lo certero del guión y la intriga que provoca el caso policial es uno de los grandes puntos a favor que tiene la serie, que alimentan el pulso del relato. A esto se suma el elenco con grandes figuras, una excelente producción y recreación de época, que logran una combinación poderosa para que el público quede atrapado en cada capítulo.
A juzgar por lo que la serie mostró hasta el momento, hay hechos que se respetaron tal cual sucedieron, pero -en una gran dosis- la ficción prima sobre la realidad. Como todas, esta biopic también se toma sus licencias: el hijo que se llama Matías (en la realidad se llama Maximiliano), el Turco (el Facha Martel en la realidad), amigo de Monzón y quien alquilaba la casa se fuga cuando ocurre el asesinato. Hecho que nunca sucedió.
Hay detalles de su juventud y comienzos como boxeador que tienen un giro ficcional en la serie, que así se garantiza el misterio.
Hasta el quinto capítulo, el asesinato de Alicia Muniz y la causa judicial que enfrenta Monzón se lleva todos los laureles. Pero la histórica pelea del boxeador contra Benvenutti, con la que obtuvo el primer título mundial, le otorgó otro giro a la ficción y al parecer comienza así la parte más jugosa de su vida como boxeador.
Mañana, a las 22 por la pantalla de Space, se emitirá la sexta entrega, con un Monzón triunfal que vuelve a la Argentina después de derrotar al italiano. Veremos el inicio de su popularidad, pero ya muestra el costado violento que tuvo con su primera esposa Pelusa. En la vereda de enfrente (porque la serie maneja dos tiempos narrativos) Carlos Monzón espera en la cárcel el juicio; además, la nueva autopsia al cuerpo de Alicia Muñiz develará dudas del caso.
Otro capítulo más que promete desentrañar una vida llena de claroscuros como fue la suya.
El fuerte recuerdo de Susana
En medio de la repercusión de esta serie, la diva relató ayer a diario Clarín su peor recuerdo con Monzón: el día que le pegó. “Me dejó un ojo negro”, dijo. “Estábamos en Nápoles filmando juntos una película (“La cuenta está saldada”). Estaba celoso por Luc Merenda, un actor francés que trabajaba en la peli. El pobre tipo tuvo la desgracia de venir a saludarme a mi roulotte, que es como una casa rodante. Me saludó (ella recrea el momento con su buena pronunciación francesa). Estuvimos hablando un minuto, te lo juro. Y Carlos lo vio bajar. Y cuando vi que lo vio dije ‘Chau, listo’. Era un enfermo de los celos. Esa noche había una fiesta y yo no quise ir porque sabía lo que iba a pasar.
Cuando volvió al hotel estaba totalmente en pedo y agresivo. Empezamos a discutir a los gritos, me fajó y salí corriendo de la habitación. Recuerdo que en el pasillo caí en los brazos de su guardaespaldas, Gino, que me supo contener”, relató con la seriedad que impone el caso.
