Prolijidad, corazón y eficacia. Esas fueron algunas de las cualidades que anoche puso sobre el campo de juego de su estadio, Atlético Tucumán, para propinarle a River un golpe del que será difícil asimilar.
Y no porque la ventaja no parezca irremontable, sino porque enfrente, para la revancha en el Monumental de Núñez, el Millonario volverá a toparse con un equipo que hace gala de un poco de todo para conseguir los objetivos. Anoche, como local, el Decano le dio una lección al conjunto de Gallardo.
Fue 3-0 y pudieron haber sido más si no era porque los tucumanos se conformaron y cuidaron con uñas y dientes la brecha que lograron cuando Toledo se hizo presente en la red por segunda vez en la noche y desató la fiesta en el Monumental "José Fierro" de Tucumán.
El encuentro no fue sencillo para el visitante, que llegó horas antes desde Buenos Aires. Atlético se partó ordenado, trató de incomodar a Nacho Fernández y no le dejó espacios para la generación de juego.
Con ello, River no tuvo oportunidades de demostrar lo que mejor sabe: tenencia de la pelota y verticalidad del medio hacia arriba. Para colmo de males, el local se puso en ventaja con un tanto de Barbona. Fue un golpe del cual la visita no pudo reacomodarse.
Los de Zielinski empezaron a manejar el trámite y al ratito, Toledo hizo su primera aparición goleadora par un 2-0 merecido y que llenaba de preocupación al DT Rival. El primer tiempo no tuvo más emociones y hubo que esperar los 45’ finales. Gallardo, para el segundo tiempo, movió la estantería, pero esta vez no le resultó.
Fue Atlético quien aprovechó un rebote largo de Armani y con Toledo encendido, marcó el 3-0. Una diferencia muy buena para la revancha, aunque no es decisiva, porque River ya sabe de heroicas.