Monseñor Romero, el santo que espera todo El Salvador

Millones de centroamericanos ya veneran al mártir asesinado en 1980 tras denunciar la represión militar.

Monseñor Romero, el santo que espera todo El Salvador
Monseñor Romero, el santo que espera todo El Salvador

Con anteojos, sonriente y con el cabello muy corto, el rosto del arzobispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero se aprecia desde en sellos postales hasta bustos hechos a mano que están a la venta en la catedral de San Salvador. 

Hoy, el papa Francisco oficialmente hará de Romero un santo casi cuatro décadas después de que un disparo al corazón lo transformara en mártir. Sin embargo, para muchos devotos católicos salvadoreños y extranjeros que ya lo conocían como "San Romero de América", eso sólo formalizará lo que ya sabían sus corazones.

"Él era un gran hombre. Él ya era un santo", dijo José David Santos, de 73 años, antes de viajar a Roma junto a cinco mil compatriotas para estar presentes en la canonización. 
"Fue un gran ejemplo de humildad", agregó Santos, vestido con una camisa blanca con la cara de Romero impresa en ella.

"Él profesó amor por el pobre hombre. Denunció las injusticias. Defendió a las víctimas. Criticó la violencia de los militares y de los guerrilleros".

Romero fue asesinado el 24 de marzo de 1980, un día después de que implorara a la dictadura militar que cesara la represión contra los civiles mientras el país avanzaba en espiral hacia una guerra civil de 12 años. 

En ese momento, y hasta cierto punto todavía hoy, los sectores conservadores lo odiaban como un "guerrillero con una sotana" porque pensaban que simpatizaba con las causas de la izquierda. No obstante, fue y sigue siendo ampliamente popular entre los pobres y la clase trabajadora.

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