Bayer, nuevo propietario de Monsanto, insistió ayer en la inocuidad del glifosato, al día siguiente de una condena sin precedentes de la empresa agroquímica estadounidense por no haber informado sobre la peligrosidad de su herbicida Roundup.
Y a pesar de la decisión judicial que podría sentar jurisprudencia, el grupo farmacéutico alemán no detendrá la producción del glifosato, utilizado a nivel global en la agricultura por su eficacia y su bajo costo.
“Basándose en pruebas científicas, evaluaciones reglamentarias a escala mundial y décadas de experiencia práctica del uso del glifosato, Bayer estima que el glifosato es seguro y no cancerígeno”, declaró un portavoz del grupo alemán, nuevo propietario de Monsanto.
Un jurado de un tribunal de San Francisco condenó a Monsanto a pagar casi 290 millones de dólares de indemnización a Dewayne Johnson, un jardinero estadounidense de 46 años que asegura que los productos de Monsanto, especialmente el Roundup que utilizó durante años, provocaron el cáncer que padece y que la multinacional ocultó su peligrosidad.
El jurado determinó que Monsanto actuó de manera malintencionada y que su herbicida Roundup, así como su versión profesional RangerPro, contribuyeron “considerablemente” en la enfermad de Johnson.
Johnson, jardinero y celador de una escuela, fue diagnosticado en 2014 con un incurable linfoma "No Hodgkin", un cáncer que afecta a los glóbulos blancos de la sangre. Los médicos le pronostican menos de 2 años de vida.
Johnson, que antes de que le diagnosticaran la enfermedad no había tenido problemas de salud, explicó a fines de julio que no sabía nada sobre las controversias vinculadas al glifosato hasta que vio marcas en su piel y comenzó a informarse en internet.
Sus abogados estimaron que Monsanto privilegió sus beneficios antes que la salud pública. Según, Brent Wisner, el veredicto es una "apabullante evidencia" de que el producto es peligroso.
"La gente sufre del cáncer porque Monsanto no les dio otra opción", agregó mostrándose determinado a "luchar hasta el final". La empresa planea apelar la sentencia.
Al igual que Bayer, Monsanto estima que no hay relación entre el cáncer y el glifosato y por lo tanto no hay necesidad de alertar sobre algún peligro.
Este juicio histórico, el primero que atañe al posible carácter cancerígeno de los productos con glifosato de Monsanto, podría provocar un efecto dominó, con consecuencias que podrían gravar las cuentas de Bayer, que a principios de junio cerró la compra del grupo estadounidense por U$S 63.000 millones.
Bayer, consciente de la mala imagen de Monsanto, había anunciado que cambiará el nombre a esa marca.
"Creo que el veredicto desencadenará una cascada de nuevos casos", dijo Robert F. Kennedy Jr., abogado ambientalista e hijo del difunto senador de EEUU, y miembro del equipo legal de Johnson.
Este fallo puede abrir la puerta a centenares de nuevas demandas.
RoundUp, lanzado en 1976, es el principal producto de Monsanto y el glifosato es el herbicida más usado en el mundo.
En 2015 un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó al glifosato como “probable cancerígeno”.
Nombre controvertido de una floreciente firma multinacional
Un nombre controvertido, beneficios florecientes: ese es el retrato del gigante agroquímico estadounidense Monsanto. Nada ilustra mejor la buena salud financiera de Monsanto -cuyo beneficio neto en 2017 superó los 2.000 millones de dólares, con una cifra de negocios de cerca de 15.000 millones- que los esfuerzos desplegados por el grupo químico y de farmacia alemán Bayer con el objetivo de comprarla en junio pasado.
Después de haber elevado 3 veces su oferta, Bayer finalmente puso sobre la mesa más de 60.000 millones de dólares para adquirir a una empresa denominada “Monsatan” o “Mutanto” por sus detractores, debido a que ella encarna todos los excesos de la agroquímica.
Una vez concluida la megafusión, el grupo alemán rápidamente hizo saber que la marca Monsanto debería de ser abandonada.
Creada en 1901 en Saint-Louis, en Misuri (centro), Monsanto produjo en primer lugar la sacarina, un famoso y poderoso edulcorante, y a partir de los años 1940 se lanzó en la agroquímica.
La empresa estuvo asociada a la fabricación, junto a otros grupos químicos, del desfoliante conocido como “Agente Naranja”, utilizado masivamente por las fuerzas de EEUU en Vietnam.
En 1976, lanzó su polémico herbicida Roundup y luego puso a punto la primera célula de una planta modificada genéticamente, antes de especializarse en estos productos transgénicos (OGM).
Las primeras semillas genéticamente modificadas, concebidas para resistir al Roundup, comenzaron a ser fabricadas en la década de 1990.
El Roundup contiene glifosato, una muy polémica sustancia que ha sido objeto de estudios científicos contradictorios sobre su carácter cancerígeno.
El glifosato es el herbicida más utilizado en el mundo bajo distintas marcas, desde que la patente detentada por Monsanto pasó al dominio público en el 2000, y es además acusado de ser nefasto para el medioambiente y de contribuir a la desaparición de las abejas, así como de ser perjudicial para el sistema endócrino.
Antes de su condena el viernes, Monsanto había alcanzado en 2012 un arreglo amistoso para pagar U$S 93 millones con Nitro, una localidad de Virginia Occidental, por ocasionar perjuicios a la salud de sus habitantes.
En Nitro había funcionado, en los años 50 y 60, una planta que elaboraba el ingrediente principal del Agente Naranja.
Los responsables de la municipalidad acusaron a esa planta de ser la causa de los problemas de salud de sus residentes.
Monsanto emplea actualmente a unas 20.000 personas en todo el mundo. Agencias