Mónica González (70) es una mujer inquieta, no sólo en sus gestos sino fundamentalmente en sus ideas y sobran unos minutos de charla para comprobarlo: la reconocida periodista chilena está de visita en Mendoza, invitada por el Sindicato de Prensa para dar durante tres días un taller sobre su especialidad, que desde hace casi 50 años es el periodismo de investigación.
En un sillón del hall del hotel donde se aloja recibe a Los Andes y sin dejar de mirar el movimiento de la calle a través del ventanal -"siempre allí ha estado todo, en la calle", dirá durante la charla- habla con entusiasmo de su trabajo, de las condiciones necesarias de cualquier buen periodista y de la importancia de este oficio en los tiempos que corren: "Frente a la corrupción del poder real y de la industria de las noticias falsas que ponen y sacan gobiernos, el periodismo independiente es más que nunca una garantía para la democracia", resume convencida y sin vueltas.
Confiesa que quiso ser médica pero que el salario de obrero de su padre no le permitió seguir la carrera: "Al final fui periodista, una tarea tan necesaria para la sociedad como la de un médico de cuidados intensivos", dice con una sonrisa.
González acaba de ganar en su país el Premio Nacional de Periodismo, el mayor galardón para el oficio que el estado chileno entrega desde 1954 y que llega a sus manos casi como una paradoja, ya que González y su equipo de trabajo han resultado una molestia para el poder de turno durante las últimas décadas. De todos modos, su postulación al premio fue acompañada por 25.000 firmas de apoyo y así, el gobierno se vio en un aprieto y sin otra alternativa que reconocer su trabajo, luego de haberla ignorado en siete nominaciones previas.
- ¿Cómo toma este premio?
- Por sorpresa. Yo suponía que no me lo voy a ganar nunca porque soy molesta para todos. El periodismo de investigación no halaga al poder sino que lo interpela y eso molesta. A mí no me controla ningún partido y eso también molesta.
- ¿Cómo ha visto la cobertura que el periodismo hace de la crisis social que vive Chile?
- No me pongo sobre un pedestal y no puedo analizar cómo se está cubriendo la crisis chilena. Sí tengo que decir que los periodistas en general hemos trabajado mal en todo el continente, porque no vimos de qué manera acelerada el poder real se apropió del sistema y de nuestras vidas. Los periodistas seguimos entrevistando a funcionarios, gobernadores, legisladores y el poder real no está allí, no está más en los palacios gubernamentales sino en las multinacionales. Mire, por ejemplo, a las cinco empresas más grandes de petróleo y gas. Si ve dónde tienen inversiones en América Latina verá también donde están los países con problemas.
Habla del poder político, pero también del que detentan los empresarios y la Iglesia: “Los abusos dentro de la Iglesia son espantosos, pero lo terrible es la impunidad. Estoy pensando en el Próvolo, en ese hogar de chicos discapacitados donde el estado debía garantizar que no les pase nada. El papel del periodismo es mostrar esa corrupción”.
-Pero si esa denuncia no va acompañada de justicia la tarea es inconclusa.
- Es terrible pero a veces, la justicia es un eslabón de la impunidad. El corrupto coopta jueces. Lo que está pasando en Chile, en Colombia, en Bolivia incluso es que la corrupción es sistémica y va acompañada de impunidad. A nosotros sólo nos queda la obligación ética de informar con el mayor rigor posible.
- En ese contexto, ¿cuál es hoy el gran desafío para el periodismo de investigación?
- Tener fondos para trabajar porque es evidente que el poder no te quiere. El periodista de investigación gana poco por hacer su tarea y esa es una realidad, no aceptás viajes, regalos, ni halagos del poder, pero es el precio que hay que pagar por la independencia; a cambio de eso está el privilegio de la libertad editorial. Cada metro de distancia del poder es más independencia.
Hace más de una década, Mónica González fundó Ciper Chile, una agencia independiente de periodismo de investigación que hoy, con mucho esfuerzo, se financia a través de sus lectores y de la colaboración de alguna universidad. “La gente tiene que entender que así como ha comprado el diario durante décadas, hoy tiene que pensar en hacer una suscripción y en ayudar a financiar al medio en el que confía y del que espera la información.
De ese equipo de trabajo, que suele avanzar con dos o tres agendas paralelas, surgió buena parte de las investigaciones periodísticas más importantes de Chile de los últimos años: casos como el de la controvertida Ley de Pesca y el soborno a un grupo de parlamentarios; la denuncia por lucro en la educación, que llevó a la quiebra de muchas universidades y a sus alumnos a tener títulos sin valor o el mapa del narcotráfico en Santiago, que gana espacios allí donde el Estado está ausente, son ejemplos de un trabajo que demanda rigurosidad en los datos, honestidad en la información y trabajo en equipo: “No hay tiempo para llaneros solitarios”, dice convencida y completa: “Hoy hacen falta más antenas, seguir la ruta del dinero del poder real requiere dedicación, estudio, caminar, buscar, preguntar”.
- Un gran problema para el periodismo son las fake news, ¿coincide?
- Mire, la noticia falsa es más vieja que el hilo negro. Lo nuevo en todo esto es la industria de las fake news y la manera en que se propaga por las redes. Hay un método y lo peor es que no requiere de mucho dinero, sólo de algunos pocos millones de dólares y de los empresarios dispuestos a aportarlos: se compran bases de datos de usuarios, se establecen sus perfiles, sus gustos y sus miedos y se los desinforma a través de las redes siguiendo un criterio muy estudiado.
La industria de las fake news pone presidentes, ya se vio con (Donald) Trump y (Jair) Bolsonaro pero también puede voltear gobiernos. Así, el desafío del periodismo es estar a la altura para defender a la democracia, con sus herramientas que son el rigor de la información. Hoy los golpes de estado ya no son con cañones y fusiles; por eso creo que es tan importante el rigor del periodismo y no tanto lo que ocurre en las redes sociales.
Inmediatez
-El periodismo de investigación parece una utopía en tiempos de inmediatez de información ¿cómo maneja esa urgencia?
-Hoy la inmediatez atenta contra el periodismo de investigación, entonces hay que llevar dos y tres agendas de tema, cada investigación requiere de su tiempo, a veces avanzás y a veces tenés que guardarla un tiempo hasta que surja ese dato que estás esperando.
-¿Qué le pide a un periodista de su equipo?
-Honestidad, rigor, que sepa combatir su ego, algo que es muy difícil. Trabajar en equipo y sacar el poto de la silla, para salir a la calle y tomarle el pulso a la ciudad.