Convencida de que desde lo técnico se puede aportar al sector gubernamental para mejorar la educación en la provincia, Mónica Coronado ha trabajado con al menos seis titulares de la Dirección General de Escuelas, en distintos cargos.
La psicopedagoga, docentes e investigadora, que participó del Ciclo de Encuentros que organiza Los Andes, se desempeña actualmente como subsecretaria de Gestión Educativa de la DGE, donde tiene pensado terminar su carrera profesional.
Con el aval que le dan los años en la gestión pública, reconoce las deudas que tiene el Estado con el sistema educativo pero apuesta a mejorarlo con orden y dando prioridad al estudiante.
-¿Con qué se encontraron cuando asumieron la gestión en la DGE?
-Con un sistema que estaba en marcha y con una inercia que a veces es difícil de modificar. Principalmente, con problemas graves de infraestructura y de índole organizativa.
-¿En qué han logrado avanzar desde entonces?
-En el plano político, estableciendo la prioridad del estudiante ante todo; en el plano normativo, sacando resoluciones que van ordenando distintos aspectos; en el plano pedagógico y didáctico, promoviendo un cambio en el enfoque de la alfabetización. Por último, en términos organizativos, haciendo que la DGE sea una estructura más liviana en término de cargos, contratos y más económica.
-¿Qué consideran que les falta por hacer?
-Todavía hay enormes deudas con el sistema. Por un lado, una deuda en términos salariales con los docentes y por el otro, una deuda respecto del tema de la infraestructura escolar, ya que hay muchos edificios en condiciones de mucho descuido. También queda el tema de la inclusión de las personas con discapacidad. Han habido acciones pero siempre es insuficiente. Eso es lo complejo en la gestión de educación. Hay que trabajar con esa idea de que todos los días hay que dar batalla en un frente diferente.
-¿Cuál es para usted el principal problema del sistema educativo hoy?
-El mayor problema está en responder a las situaciones de pobreza que presentan los alumnos, trabajar con chicos que no tienen las condiciones mínimas para aprender como deberían. Pero para cambiar esto la escuela sola no puede. Hay un montón de factores que exceden a la escuela, que la desbordan.
-Esos problemas se evidencian después en el rendimiento educativo de los alumnos. ¿Pero afectan más en la primaria o en la secundaria?
-La secundaria es el nivel educativo que tiene la menor tasa de graduación: sólo 41% de los chicos termina la secundaria; el resto no llega. Es un tema muy preocupante. Los chicos en primero o segundo repiten pero, si fracasan en tercero y cuarto, se van. Paralelamente se ve un aumento en la matrícula de jóvenes y adultos, lo que nos indica que el chico no abandonó sino que elige otro proyecto educativo compatible con el trabajo.
-¿Cómo puede mejorarse este nivel de deserción?
-Con una secundaria que atrape a los chicos, que los interese, que los involucre y que les haga un seguimiento. Hay alrededor de 30.000 chicos en Mendoza de entre 12 y 17 años que no están en la escuela, ni en el CENS, ni en la secundaria, por lo que nos preguntamos dónde están, qué están haciendo. También nos preguntamos en qué momento eso dejó de importar.
"En vez de repetir, se está explorando la posibilidad de que el chico vaya avanzando en el sistema educativo a su ritmo. Sólo recursaría las materias que no aprueba".
-Los cambios en la secundaria ¿apuntan en este sentido?
-De alguna manera sí. Se vienen grandes cambios en la secundaria que están todavía gestándose. Por el momento es sólo un enunciado de las intenciones. La secundaria 2030 viene con una propuesta muy grande que es modificar desde cargos docentes hasta las agrupaciones de espacios curriculares en el plan de estudio, trabajar por áreas, por proyectos y el tema de la repitencia.
-¿Piensan eliminar la repitencia?
-No es eliminarla. Es un modelo que se ha usado en otra época, sacado de la universidad. Se está explorando la posibilidad de que el chico vaya avanzando en el sistema educativo a su ritmo. Así sólo recursaría las materias que no aprueba, pero sigue en el año que le tocaría cursar. Pero todavía hay que resolver problemas prácticos.
-¿Cómo se adapta la escuela a los chicos de hoy, que acceden a la tecnología desde edades muy tempranas?
-Por un lado, son chicos que tienen un acceso al conocimiento mucho más amplio, que pueden aprender en muchos escenarios y que están muy estimulados. Por el otro, tienen más dificultades para concentrarse y prestar atención, así como de memoria. Por esta razón creo que hay que adaptar las metodologías y centrar las propuestas pedagógicas en el desarrollo de capacidades más que de contenidos.
-¿Está preparado el sistema educativo para este cambio?
-Los sistemas educativos tienen ritmos de cambio muy diferentes a otros sistemas. Desde fines del siglo XIX es un sistema que se reproduce a sí mismo y tiene una inercia muy grande. Lo que se ve es mucho maestro innovador. Ahí está el secreto.
-En este sentido, ¿cuál debe ser el rol docente?
-El rol del docente es muy complejo en esta época porque mientras menos cumple la sociedad, más obliga al docente que es como el fusible de una sociedad. Hay una sobrecarga de responsabilidades porque se lo carga con un montón de cuestiones que tendrían que estar a cargo de otros actores sociales.
-¿Hay suficiente presupuesto para implementar los cambios que se necesitan?
-El mayor porcentaje se va en sueldos y eso que sabemos que no son los mejores. Obviamente los docentes merecen mejor remuneración, pero el presupuesto que tenemos es limitado. Aparte del pago de sueldos tenemos que tener dinero para la parte edilicia.
-¿Por qué decidió dedicarse a la psicopedagogía?
-Desde muy chica me preguntaba por qué a los chicos les costaba aprender. Es un tema que siempre me apasionó. Además de estudiar psicopedagogía doy clases desde 1990. De hecho nunca he dejado de trabajar como profesora.
-¿Cuál es el desafío que se propuso en su gestión en la Subsecretaría?
-Son los últimos años de trabajo antes de jubilarme. Para mí es un orgullo haber recibido la confianza del gobernador y es un reconocimiento a mi trabajo, porque estoy acá por mi currículum. Como mujer, hacer carrera implica un montón de costos en lo personal y familiar, pero también creo que es importante que tengamos espacios de poder, de decisión y no dejar lugares sin ocupar.
Perfil
Mónica Coronado es psicopedagoga, profesora en Ciencias Pedagógicas y licenciada en Psicopedagogía.
Especialista en Docencia Universitaria y magíster en Educación Superior, está realizando un doctorado en Educación.
Autora de 5 libros, docente e investigadora, ocupó cargos políticos en seis gestiones diferentes de la Dirección General de Escuelas.