Mónica Ayos: “Soy una mina humilde, de barrio”

La actriz está en Mendoza filmando la serie “Valentino”.

Mónica Ayos: “Soy una mina humilde, de barrio”
Mónica Ayos: “Soy una mina humilde, de barrio”

A Mónica Ayos parece que no le pasan los años, pero más allá de su belleza física no pierde la sencillez, la simpatía y ese espíritu de chica de barrio, y así lo muestra en esta charla.

La actriz se encuentra en Mendoza filmando "Valentino", una comedia romántica que protagoniza junto a Pablo Rago, con la dirección de Martín Desalvo; con el que trabajó en ficciones como "Volver al ruedo", entre otras. Dicha ficción se rodará en la provincia hasta el 29 de noviembre y tiene la firma original de Frontera Films, en coproducción con Cactus Cine y Ánimo Studio.

Y para Mónica es la posibilidad de trabajar en Argentina después de nueve años de vivir en México y Miami, junto al actor Diego Olivera y sus hijos Federico y Victoria. Es un respiro necesario.

"Viajo tres veces por año a la Argentina y siempre que vengo tengo alguna propuesta y la estudio, para ver si la puedo hacer. Este fue el caso, porque cuando me llegó el guion de 'Valentino' me enamoré. Me parece una historia estupenda, que tiene condimentos fantásticos que la hacen diferente al resto. Además pone sobre la mesa algunos temas sobre el amor: la concepción del amor, el Tinder, las redes, las costumbres que se han perdido de la conquista", cuenta sobre el proyecto en el que interpreta a Elena y que la tendrá ocupada durante un mes en nuestra provincia.

-¿Cómo ves esta actual forma de relacionarse que propone la serie?

-En mi caso, como soy modelo ‘72 y viví la adolescencia en los ’90, todavía se usaba escribir cartas. Cuando lo conocí a Diego fue la era Yahoo y comenzamos con los mail... Tengo guardados algunos de cuando éramos novios, que eran extensas cartas de amor digital. Pero “Valentino” habla de este Cupido que viene a imponer la cosa del romanticismo. Mi personaje, desde su lucidez, a través de las redes sociales idea esta nueva tendencia para que las parejas, mediante algoritmos de compatibilidad, puedan hacer match point y sean funcionales desde ese punto de la felicidad. No desde el flechazo.

-En la serie también actuará Diego, al que también le interesa el mundo vitivinícola: ¿va a lanzar su propia línea de vinos?

-Diego terminó su contrato de exclusividad con Televisa y cuando le comenté que venía a hacer este proyecto, me dijo que quería acompañarme. Porque él viene estudiando el proceso del vino hace un par de años y tiene una visión empresarial del tema. Además le propusieron una participación especial en la serie y le cerró perfecto. Pero en realidad quiere hacer un programa de viajes y el vino. Ya hicimos el Napa Valley de San Francisco, fuimos a viñedos de París y conoce del tema. Entonces tiene ganas de  mostrarle a la gente el mundo del vino en esos viajes cortos. Todavía no tiene el nombre del programa, pero tiene una página -La Uva Noble- junto con un socio. Empezaron hace un par de años a interesarse y se fue dando de conocer.

-¿Te costó el cambio de vivir en México?

-Sí, a mí fue a la que más le costó. Durante cuatro años viajamos y en 2010 me fui a México. Ese año terminé de hacer “Eva y Victoria” y nos mudamos como familia para acompañar a Diego. Pero yo no me iba a quedar esperando en mi casa. Así que salí a hacer casting como loca, sin coronita, sin ningún tipo de llegada. En esos momentos el ego te lo guardás, aunque soy una mina que tiene la humildad por naturaleza, no es forzada. No es una falsa humildad y me parece que tengo eso de barrio que no lo pierdo. Fue empezar de nuevo y siento que tengo un reinicio después de determinada cantidad de años. Me pasó con la revista que hice muy poco y sin embargo se me grabó a fuego. Los chicos se adaptaron enseguida al cambio, Fede siguió estudiando actuación en el CEA, que es el semillero de México. Y Victoria empezó el colegio con todo lo que eso implica. Después te das cuenta de que fueron decisiones difíciles que nos cambiaron el destino, pero que fue para mejor. Hoy nos abrió más puertas con la posibilidad de elegir los trabajos.


Amor por las redes. En “Valentino” Mónica Ayos interpreta a un personaje que busca formar parejas a partir de los algoritmos. | Gentileza Frontera Films
Amor por las redes. En “Valentino” Mónica Ayos interpreta a un personaje que busca formar parejas a partir de los algoritmos. | Gentileza Frontera Films

-Pero en teatro no trabajaste más...

-No, hay una movida importante, pero no seguí. No podés hacer las dos cosas a la vez y las funciones de teatro son muy temprano. Pero extraño hacer teatro.

-Hiciste varias novelas, ficciones para Netflix y hace poco grabaste la serie de "Maradona" para Amazon...

-Sí, estuve en Europa filmando y no puedo decir mucho por un contrato de confidencialidad. Ahora están filmando la última parte y ya entra en post-producción. Calculo que el año que viene se estrena. Es una serie que está contada de una manera muy equilibrada, de una verdad al desnudo. Está muy bien contada y va a hacer un gol. No solo porque se trata de  la vida de Diego, sino que muestran el entorno. Y un elenco que no se puede creer: están todos. Además fue mágico el mes que pasé en Nápoles y me tocó trabajar con Leo Sbaraglia. La verdad: un placer.

A punto de cumplir 19 años de relación con Diego Olivera, son una de las pocas parejas del espectáculo que siguen juntos y así construyeron una carrera de reconocimiento internacional. Además Federico, el hijo de Mónica, es el pequeño que la acompañaba a todos lados y se crió entre bambalinas. Hoy es un joven actor que transita un prometedor camino en la televisión mexicana. 

-Hace poco contaste una situación de violencia muy dura, que viviste con el padre de Fede, y que la mayoría no conocía. Esa historia, ¿te marcó para el resto de tu vida?

-Lo que siento es que es una batalla que no elegí y me plantó en la vida, casi a la fuerza, en ese lugar de guerrera. No tenía opción más que pelearla. Y la existencia de Federico jugó un papel importante, porque era por él. En esos casos, cuando estás inmersa en un mundo tóxico, creés que no merecés la felicidad, la autoestima está por el piso. Pero la existencia de Fede fue lo que a mí me movilizó. Son casos muy particulares y una batalla que me tocó dar desde un lugar de empoderamiento, allá por el ‘91, cuando el tema no estaba en agenda.

-Incluso cuando comenzaste tu carrera, siempre se te vio a vos con Federico, juntos, y nunca se conoció esta historia tan cruda...

-Como que el audio no pega con el video. Tenía que ver con eso, con las prioridades de una chica de 18 años. Cuando comencé a salir con el padre de Fede hasta que fui mamá. Y ahí adquirí la fuerza y encaré lo que sucedió luego en mi vida. Esto de que el video no pega con el audio es a nivel general, porque hay mucho misógino predicando cosas que después no son. Hay que tener cuidado con los falsos discursos. En ese momento yo visibilicé mi historia como pude. Siempre fui la madre soltera, pero antes no estaba el lugar para hablar de la violencia. Después que conté mi historia en el programa de Andy Kusnetzoff es increíble la cantidad de mujeres que me escribieron por las redes y me contaban sus experiencias, también tremendas. Ahora la idea que tengo es escribir una serie que hable sobre la violencia de género, tomando mi historia, lo que escribí en los diarios íntimos. Desgranar todo eso, pero que no sea autobiográfico sino un relato sobre el tema.

-¿Tienen planeado volver a la Argentina en forma definitiva?

-Yo estoy siempre con un pie acá. Eso está marcado desde el día que me fui. Dije: “Yo de acá no me estoy yendo”. De hecho mantengo mi casa, mi auto, todo tal cual, para cuando vuelvo y siento que nunca me fui en estos nueve años. Pero sí creo que se cumplió un ciclo. No sabemos dónde haremos base, quizás sea en Miami; porque Victoria está haciendo el colegio y ya creció, es una adolescente. Entonces tengo más libertad y flexibilidad para viajar. Diego es más desarraigado, no es tan melanco. Mi lugar de pertenencia y mi lugar en el mundo es Argentina. Puedo disfrutar de ambas cosas, de los viajes, del trabajo, pero la vida acá, recorrer las calles por donde iba a la escuela, por ejemplo, y el trato que tenemos entre nosotros, es algo que extraño mucho. Los asados, los amigos, mi jardín, esas pequeñas cosas que te llenan.

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